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 sábado, 15 de septiembre de 2007  
“De la disputa al nuevo modelo de gestión cultural”

Cuando a fines del 2005 el gobernador Jorge Obeid nombró al productor de espectáculos y sonidista Jorge Llonch al frente de la Secretaría de Cultura de la provincia de Santa Fe, los analistas no dudaron en afirmar que la designación obedecía a la necesidad de la administración justicialista de contrarrestar una pesada carga: la decisión del intendente Miguel Lifschitz de nombrar al frente de la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Rosario a María de los Angeles González, concretada en marzo de 2006. Apuntalada por su capacidad intelectual y de trabajo, la Chiqui ya había diseñado un programa de alto impacto sociocultural: el Tríptico de la Infancia (Isla, Jardín y Granja) que se transformó en una marca registrada de la ciudad y que atrae tanto a los rosarinos como a cientos de turistas. Y estaría encargada de formular el plan 0-25, una intervención directa sobre el grupo de jóvenes de esa edad con dificultades de inserción social. La victoria en las elecciones del 2 de septiembre del socialista Hermes Binner a la gobernación dejó entrever, a priori, que el “modelo Chiqui” de gestión cultural iba ser exportado a toda la provincia como una fórmula de probada efectividad. Aunque, a posteriori, se manejan otras posibilidades. A semejanza de las políticas descentralizadoras a implementar, por ejemplo en el sector salud y salvando las enormes distancias, la cultura de los rosarinos quedará por primera vez en muchos años incorporada a la santafecina, en un esquema que pretende consolidar las identidades regionales, entre ellas la de acá. Según las mismas lenguas, no sólo se terminará la competencia entre un ámbito y otro, sino que el municipal quedaría integrado al provincial como una forma de optimizar los recursos y de alinearse a los nuevos destinos de la cultura de Santa Fe. En ese contexto, se sumará un nieto a la familia de la Chiqui, pero lejos, en Buenos Aires, mientras el gabinete de Binner parece avanzar hacia lo seguro. Es decir, con sus antiguos colaboradores en la Intendencia de Rosario.
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