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domingo,
02 de
septiembre de
2007 |
Tercera edad
Calidad de vida con actividad física
La expresión tercera edad, geronte, anciano o adulto mayor da la idea de un individuo en el último estadio de su vida que ya ha superado todas las etapas evolutivas y ha pasado, inclusive, por la plenitud de su madurez. La medicina moderna brinda la posibilidad de alargar la vida a un alto costo: la calidad. Y es aquí donde la actividad física toma importancia.
Una vez que la persona comprende el objetivo de la actividad y se comienza con ella, aprende a disfrutarla ya que encuentra un momento grato para compartir con personas que se encuentran en su misma situación tanto física como psicosocial.
La realización de programas de ejercicios, en forma constante y por períodos prolongados, produce innumerables beneficios ya que estamos hablando de personas cuya movilidad diaria es casi nula.
Algunos de los beneficios son:
Menor incidencia de caídas y fracturas óseas por aumento de la fuerza muscular y coordinación de los movimientos como producto del entrenamiento.
Disminuye la depresión y la ansiedad.
u Aumenta el gasto calórico del organismo contribuyendo a la pérdida y mantenimiento del peso. El acondicionamiento físico disminuye la grasa corporal y aumenta la masa muscular. También mejora el metabolismo de los azúcares y grasas.
Mejora el sueño e induce a una sensación de bienestar.
Incrementa la capacidad para desarrollar tareas cotidianas y laborales aumentando la capacidad de vivir de manera independiente.
Ayuda a personas con enfermedades crónicas e invalidantes a mejorar la energía, la fuerza muscular y el estado de ánimo.
Disminuye la percepción del dolor y mejora la capacidad de concentración y atención.
Previene la arteriosclerosis y la osteoporosis porque incrementa la absorción de calcio y potasio y mejora la adaptación y resistencia al estrés.
Reduce el colesterol y los triglicéridos.
Controla y reduce la tensión arterial.
Estimula el optimismo, la vitalidad y la voluntad.
Contribuye a la integración.
En estos pacientes, la actividad física apropiada puede mejorar la calidad de vida. La actividad debe estar dirigida a incrementar la capacidad aeróbica y la fuerza muscular, además de mejorar la movilidad articular.
En los últimos tiempos los especialistas consideran relevante el entrenamiento de la fuerza en la tercera edad ya que permite prevenir accidentes, evitando caídas a través de la mejoría de la estabilidad y la fortaleza de los miembros inferiores y la columna. Esto mejora la postura y logra mantener al adulto mayor mucho más seguro.
Al evitar las caídas se previene una de las principales causas de muerte en la edad avanzada. Se trata de un proceso que comienza con una fractura de cadera o de cabeza de fémur y que deteriora la calidad de vida.
A través del entrenamiento de la fuerza también se mitigan los efectos de la descalcificación que provoca la osteoporosis.
Es necesario generar un cambio de mentalidad ante esta problemática, terminando con las actitudes basadas en la dependencia con la excusa de la protección. La energía debe ponerse en la prevención.
Julia Kaplan
Kinesióloga
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