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 domingo, 02 de septiembre de 2007  
El intercambio de parejas genera un multimillonario negocio

Adam Tanner / Reuters

Matt Virtue, quien trabaja como asesor de una firma de abogados en Washington, dice que gasta más de 10.000 dólares al año en convenciones, hoteles y clubes donde él y su novia pueden tener relaciones sexuales con otras parejas. “Cualquier otro hobby que tenga a los 40 años me iba a costar 10.000 dólares”, comentó desde un jacuzzi que él y su novia compartían con una pareja con la que habían intimado la noche anterior.

   “Hombre, me he vuelto adicto a esto, no hay duda”, añadió.

   Tal entusiasmo ha convertido lo que otrora eran pasiones privadas en un negocio multimillonario. La Organización Lifestyles, la mayor compañía de servicios para swingers (quienes intercambian parejas) del país, tiene ventas anuales por unos 15 millones de dólares.

   Los swingers también dejan millones de dólares a clubes y hoteles especializados en Estados Unidos como así también en Jamaica, México, Francia, Argentina y otros países.

   “Estamos hablando de un estilo de vida, pero en realidad nos estamos refiriendo a un negocio”, dijo Robert McGinley, de 73 años y presidente de la Organización Lifestyles, durante su convención anual en Las Vegas, que atrae a unas 900 parejas.

   La organización tiene como público objetivo a una clase media que quiere conocer parejas que piensen igual y quienes típicamente desean ocultar sus pasiones ante los que denominan “vainillas” o parejas convencionales.

   Los esfuerzos por conocer tales parejas por fuera de dichos círculos a menudo fracasan, dándole a los organizadores de excursiones, clubes y convenciones un negocio estable.

   Terri, de 48 años, quien concurrió a la convención desde Boise, en el Estado de Idaho, dijo que ella y su esposo, con quien ha estado casada por 21 años, gastan unos 8.000 dólares al año en varias semanas de vacaciones y visitas a clubes para swingers.

   En el evento de este año, Lifestyle, con sede en Anaheim, California, contrató todo un hotel cerca de Las Vegas Strip y organizó seminarios y fiestas para parejas de mediana edad.

   Los más exhibicionistas de esas parejas se congregaron en habitaciones abiertas después de la medianoche para tener relaciones sexuales, mientras otros observaban.

   Algunas parejas hablaban de trivialidades mientras mantenían relaciones, como un hombre que hacía alarde de que su hijo estaba estudiando medicina.

   “La otra noche me di cuenta de que había cinco o seis parejas mirando”, comentó Terri, quien se retiró de la Fuerza Aérea estadounidense hace dos años.

   “Me alegra haber dado un buen espectáculo. Tuve tres (amantes) en las últimas 24 horas”, añadió.

   Destacados investigadores en temas sexuales dicen no conocer el número de swingers en Estados Unidos, de modo que es difícil establecer con exactitud la dimensión comercial que la subcultura representa.

   Rick Conner, swinger y autor de un libro de consejos para tales parejas, estima que en Estados Unidos hay unas 100.000 personas que realizan la práctica, de las cuales 20.000 son particularmente activas.

   Otros swingers han sugerido que el número se encuentra a partir del millón.



No en el restaurante, La Organización Lifestyles enfrentó unos pocos incidentes inusuales. Su personal tuvo que detener a una pareja que estaba por tener sexo en el restaurante del Tuscany Suites.

   Las convenciones le reportan a Lifestyles 4 millones de dólares en ventas anuales. Su agencia de viajes, que realiza reservas para huéspedes swingers en centros turísticos como Hedonism II en Jamaica o Desire en México, agrega otros 10 a 12 millones más, dijo McGinley.

   Richard Bourke, gerente general de Hedonism II, comentó que Lifestyles reservaba habitaciones con un costo de 2 millones de dólares al año en un período de seis semanas.

   “Hay centros turísticos con compañías turísticas de renombre que están ofreciendo servicios de ese tipo”, dijo McGinley. “No son swingers en absoluto, pero les interesa ganar dinero y nosotros somos quienes les proporcionamos los clientes”, añadió.

   Desire Resort y Spa en Los Cabos, México, abrió en noviembre con una nueva dirección hacia el mercado swinger. Aproximadamente la mitad de los huéspedes son swingers activos, según el recepcionista Jesús Prado Leal.

   Jeff James, quien trabaja en el Club Freedom Acres en San Bernardino, al este de Los Angeles, dijo que de 225 a 260 parejas visitaban el lugar un típico sábado por la noche, pagando 85 dólares cada una, con un número similar para los viernes que se paga 65 dólares.

   “En los últimos tres años se ha duplicado la asistencia diaria”, explicó.
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