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 domingo, 02 de septiembre de 2007  
Mejora el clima para que las pymes locales vendan a Brasil
El tipo de cambio y el crecimiento del país vecino abren una nueva oportunidad

Jorgelina Hiba

Los vaivenes de la economía internacional, sumados a las políticas cambiarias internas de los dos mayores países del Mercosur, impulsan una mejora en el comercio de la Argentina con Brasil. El bajo precio del real, que sigue sepultado aun después del repunte de las últimas semanas como coletazo de la crisis bursátil mundial, es una invitación indeclinable para los exportadores argentinos.

Desde la constitución del Mercosur hace 16 años hasta hoy, la diferencia entre el precio del peso argentino y de la moneda brasileña nunca fue tan favorable para las colocaciones externas locales.

Pero a pesar de los datos positivos que se desprenden del contexto regional, algunos especialistas alertan sobre la poca iniciativa del empresariado autóctono para ver un poco más lejos en el horizonte.

Una visión cortoplacista replicada también a nivel gubernamental, donde las estrategias para el mediano o largo plazo se diluyen por las internas partidarias y el alto grado de ceguera de la clase dirigencial.



Industria y consumo

En Brasil los productores braman contra Lula da Silva, el presidente obrero cuya política ortodoxa no favorece a los exportadores industriales de ese país, los principales perjudicados por el tipo de cambio.

Desde el día en que asumió por primera vez la presidencia —enero de 2003— hasta hoy, la moneda estadounidense pasó de cotizar por encima de los tres reales y medio a rozar la barrera de los dos, un número que llena de escalofríos a sindicatos e industriales. A la hora de buscar explicaciones para esa vertiginosa caída, varios factores aparecen como determinantes.

“La valorización del real fue estimulada por las altas tasas de interés domésticas para contener la inflación, a eso se agregó un ciclo favorable en los precios de las materias primas y en el ciclo económico mundial, lo que también mejoró la cuenta corriente”.

“El exceso de oferta de dólares empujó hacia arriba el precio”, explicó Roberto Bouzas, académico de la Cepal (Comisión Económica para América Latina), especializado en temas del Mercosur.

Para Fernando Ribeiro, economista de la fundación Comercio Exterior de San Pablo, los consumidores son “los grandes beneficiarios” de la actual coyuntura. “Los que más beneficios sacan son los consumidores, sobre todo por los bajos niveles de inflación”, dijo desde su oficina paulista.



Importaciones

Según el especialista, los otros sectores que logran réditos son los importadores, sobre todo los de bienes intermedios. “Para los que trabajan comprando y vendiendo equipos de informática el precio del dólar es una buena noticia”, apuntó Ribeiro, para quien a pesar de las necesidades de los industriales “es muy difícil ir contra los consumidores”.

En su opinión, la posibilidad de que haya un golpe de timón por parte del gobierno brasileño sobre las tasas de interés o directamente sobre el tipo de cambio es prácticamente nula. “Parece muy improbable que vaya a haber cambios a corto o mediano plazo. Todo seguirá igual por muchos años”, dijo el economista.



Animarse

Entre quienes militan para que la industria argentina incorpore sin demoras el carpe diem a sus posibilidades exportadoras está Gustavo Segre, administrador de empresas que desde hace 25 años vive y trabaja en San Pablo, el corazón económico brasileño.

“Hoy no exporta quien no quiere exportar, la coyuntura es totalmente favorable a Argentina pero no se usa como corresponde. Tenemos la mejor paridad cambiaria de los últimos 16 años pero lamentablemente esa no es la única variable que pesa”, afirmó en las oficinas de la Cámara Exportadora de Rosario, donde dictó una charla de capacitación para pymes locales.

Para Segre, quien se especializó en el comercio bilateral entre los dos países, una dura cuesta a remontar será cambiar la pauta exportadora nacional. “Mandamos poco valor agregado y ellos mucho, nosotros les mandamos trigo y ellos nos venden celulares, es increíble pensar que la tercera parte de nuestro déficit comercial con Brasil, unos 1.000 millones de dólares, es por las compras anuales de telefonía”.



Planificación

Una de las principales razones apuntadas para explicar la diferente matriz exportadora entre los dos países es la absoluta falta de planificación con la que se rige la economía argentina.

“Brasil tiene mucha visión a largo plazo, en el año 95 el gobierno brasileño dijo que en 10 años iba a ser autosuficiente en petróleo, en esa época el segundo producto que argentina le vendía. Diez años después Brasil determinó su autosuficiencia energética y hoy exporta crudo. No sólo perdimos un cliente, además ganamos un competidor”, graficó el empresario.

Con respecto al tipo de cambio, Segre desestimó que la leve alza del real de las últimas semanas signifique el final de la política cambiaria del gobierno petista. “El dólar tiene un solo comprador, que es el Banco Central. Hoy Brasil tiene altas reservas internacionales, poca deuda, récord de inversión directa y 40.000 millones de dólares de superávit. El tipo de cambio bajo va a seguir”, explicó.



Estrategias

Cómo aprovechar esta coyuntura, que permitiría revertir una balanza deficitaria, sobre todo en el sector industrial, es una pregunta que deben contestar los privados.

Para Segre, los principales responsables del mal aprovechamiento de la coyuntura son los propios empresarios, que según su diagnóstico “prefieren la comodidad de vender al mercado doméstico, aunque ganen menos”.

“Cuando aparece la crisis se acuerdan del mercado exterior”, razonó, para agregar que tampoco ayuda demasiado el gobierno nacional, al que le falta “visión estratégica” para posicionar los productos argentinos más allá de las fronteras.

“Hay que aprovechar el buen ciclo actual, ahora hay tiempo para proyectar y programar exportaciones con valor agregado, ya que el tipo de cambio en Brasil va a continuar así durante un largo tiempo”, concluyó.
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El presidente Lula resiste las presiones para depreciar el real.

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