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sábado,
01 de
septiembre de
2007 |
Entre el museo y la computadora
Cuando muchos se preguntan por qué la mayor parte de la juventud permanece horas entre paredes frente a una computadora, no se atreven a buscar explicaciones que vayan más allá de ese hecho. Me refiero a que prácticamente el sendero por el cual la juventud debe caminar ya está trazado. Por ejemplo, un menor de edad no puede entrar a ningún museo. Lo comprobé cuando fui al Museo Histórico Provincial, donde me dijeron que no podía entrar por ser menor si no estaba acompañado de un adulto. No pueden entrar los menores porque pueden dañar algo. ¿Acaso en un cíber no podemos hacer lo mismo? Piensen: ¿los jóvenes preferimos o estamos obligados a vivir frente a la TV?
Fidel Maguna
[email protected]
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