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domingo,
01 de
julio de
2007 |
El trampolín hacia septiembre
Ahora sí. Impulsados por el carácter obligatorio del voto y no por el entusiasmo, más de dos millones de santafesinos hablan de lo mismo: a quién votar hoy.
El nuevo sistema electoral le queda grande, demasiado grande, a la oferta competitiva que se presenta en las urnas, donde únicamente el justicialismo tendrá internas para dirimir quién será su candidato a gobernador. Demasiados marcos para tan pocos artistas.
Algo ha cambiado para bien en la política santafesina: casi ya no hay candidatos impresentables, de esos que se trepaban a la ley de lemas para aportar un nimio grano de arena que, al final, les aseguraba alguna buena recompensa. Rafael Bielsa y Agustín Rossi desarrollaron una campaña pública propositiva, no se entretuvieron en las diferencias que los separan ni en las lógicas heridas que deja una contienda interna.
El ex canciller paseó su profusa verba en cada rincón de la provincia, sorteó con mucha voluntad cierta desorganización de su agenda y trató de imponer siempre una imagen de ganador que, al final del camino, se abrirá para darles cabida a los derrotados. Si es que gana, claro.
Con Bielsa les ha aparecido un grano a las habituales task force antiperonistas que (debe reconocerse) hasta aquí lograron casi todo lo que se proponían, comenzando por la derogación de la demonizada ley de lemas. El diputado nacional va con los tapones de punta cuando olfatea que determinados espacios periodísticos o fundaciones se camuflan detrás de objetivos altamente significantes pero, que en el fondo, están queriendo inclinar la cancha hacia otro lado. No trepidó en enfrentarse a Ejercicio Ciudadano cuando sintió que le habían preparado un gambito para dejarlo mal parado respecto a sus bienes. A la hora de contar los votos cuenta a su favor, más allá de las virtudes propias, con el reaseguro que siempre implica ser el candidato oficialista. Por añadidura se vuelcan hacia su sector referencias distritales importantes, como la del departamento General López y la zona de la cuenca lechera, donde Omar Perotti (tras su malograda precandidatura) se encolumnó con las huestes del bielsismo.
La presencia de la eficaz vicegobernadora, María Eugenia Bielsa, como candidata a concejal y, fundamentalmente, de Héctor Cavallero, postulante a la Intendencia, le dio mayor margen de maniobra en Rosario, enclave más informado y seguidor de los vaivenes de la política que otros distritos.
Mística peronista. Rossi llevó adelante una campaña impecable, centralizada, y dotó a los insufribles días de proselitismo de una mística peronista que habrá que ver cuántos beneficios le trae en una elección donde el voto independiente puede inclinar la balanza hacia un lado u otro.
El presidente de la bancada de diputados nacionales oficialistas logró hacer base en una constelación de organizaciones sindicales fidelizadas, se atrevió a sacar la campaña de los lugares cerrados e hizo punta con la única caravana en años y que pareció revivir la estética movilizadora de los 90. El lunes pasado, aún eufórico por la recorrida que terminó con el Chivo bailando “El bombón asesino”, se entretuvo durante uno de los cortes de un programa televisivo con un capítulo del notable libro de Silvio Waisboard, “El gran desfile”. Escrito en los arrabales de 1990, el autor dice: “Los políticos que ganan son todavía los que la gente ve en sus pueblos”. Una sentencia que hoy, sin embargo, puede ser refutada por los efluvios massmedia y por el actual sistema electoral que amplía el flujo de votantes que históricamente concurría a una interna partidaria cerrada o no obligatoria.
Pese al duelo poco adrenalínico, Rossi buscó algunos uppercut diciendo que seguirá haciendo política en Santa Fe fuera cual fuere el resultado y no mostró el mismo entusiasmo que su contrincante a la hora del saludo de cierre. “A las 19.30 lo llamo a Agustín, lo voy a buscar, y juntos empezaremos la verdadera campaña para ganarle a (Hermes) Binner”, pronosticó Bielsa, conocedor de los refinados pliegues de la diplomacia. “Yo voy a estar festejando con mi gente, y después vemos”, retrucó el ex presidente del Concejo rosarino.
Fuera de la confrontación justicialista para todos los cargos, lo único que asoma en paralelo este domingo es el choque entre Miguel Lifschitz y Carlos Comi, con resultado cantado a favor del intendente pero con el interrogante de saber si la Coalición Cívica podrá colar un candidato a concejal en la lista definitiva del 2 de septiembre.
El PS entretuvo a los muchachos del ARI con cantos de sirena (demostrando que ya no tiene nada de ingenuo a la hora de hacer política) y, al final, los seguidores de Elisa Carrió comprobaron que las promesas de incluirlos en la nómina para las primarias fue un placebo edulcorado con miel artificial. La presencia de Fabiana Ríos, la nueva chica de la tapa, haciendo campaña por Comi y Nire Roldán fue un golpe de efecto bien craneado por los aristas que no se ampararon en el paraguas del socialismo.
Horas agitadas. Lo que más desveló a Lifschitz en las últimas horas no fueron las elecciones sino la presencia de decenas de inundados en el Palacio Municipal, cuestión a la que atribuyen una motivación política partidaria nacida de las entrañas del bielsacavallerismo, como nombran en la intimidad a la dupla que, suponen, les dará pelea en las urnas el 2 de septiembre. “María Eugenia ya está en campaña para la Intendencia. Debería saber que faltan 4 años y que a los rosarinos no les gustan estas cosas”, bramó el viernes un secretario municipal.
¿Recuerdan los lectores la artillería pesada que se descargó sobre la administración de Carlos Reutemann cuando éste decidió reparar con efectivo constante y sonante a las víctimas del meteoro que azotó a la capital de la provincia?
Los santafesinos van hoy a las urnas con una novedad: los encuestadores se han dado cuenta de que, a partir del buen ejemplo que nació en los comicios porteños, ahora cuando ofrecen un muestreo a los medios se les pregunta quién lo financió, lo que permite sacar de la escena a los operadores políticos disfrazados de analistas de opinión pública. Ese giro es con relación a los sondeos lo que la derogación de los lemas representa para los postulantes truchos.
Más allá de los pronósticos, dos fantasmas recorren los búnkers de los candidatos: la supuesta confusión de los votantes a la hora de ingresar al cuarto oscuro y la posible reedición de un voto escondido en Rosario que, en el 2005, hizo que el farmacéutico Daniel Peressotti quedara a un tris de ganar las elecciones a concejal.
El día de Binner. Para Binner también será un domingo especial. Si el caudal de votos hacia el precandidato que hoy no compite con nadie es ampliamente superior al del Frente para la Victoria, el día después encontrará la primera clave empírica de cara a las generales, que llegarán casi en paralelo con la primavera. Si es a la inversa, el oficialismo tendrá que acelerar y modificar algunas estrategias de campaña y comenzar a soñar con la chance de que Néstor Kirchner y Reutemann (sus dos grandes electores) abandonen el silencio y la aparente neutralidad para encaminarse a conservar el invicto electoral.
Roxana Latorre, Alicia Tate-Juan Carlos Millet y una constelación de partidos menores ya han puesto proa directamente hacia el primer domingo de septiembre, con sus ambulancias a punto para salir a recoger a los heridos que dejen las internas.
La masiva afluencia a las urnas ha logrado por primera vez que algunos encuestadores cierren sus números con un 60% de indecisos, cifra inédita en toda la historia.
Tan inédita como el nuevo sistema electoral, pomposamente llamado “Primarias abiertas, obligatorias y simultáneas”. Algo que, como el Puente Colgante o el Monumento a la Bandera, solamente se consigue en la provincia de Santa Fe.
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Fotos
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Bielsa, Rossi y Binner.
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