Año CXXXVII Nº 49520
La Ciudad
Política
Información Gral
El Mundo
Opinión
La Región
Policiales
Mundo digital



suplementos
Ovación
Señales
Economía
Escenario
Mujer
Turismo


suplementos
ediciones anteriores
Salud 27/06
Página Solidaria 27/06
Turismo 24/06
Mujer 24/06
Economía 24/06
Señales 24/06
Educación 23/06
Estilo 16/06

contacto

servicios
Institucional

 domingo, 01 de julio de 2007  
Comunicación: respeto del espacio personal

Habría que definir fidelidad y su opuesto, infidelidad. Es decir consensuar en la medida de lo posible qué entendemos por esto. Ser fiel en una relación no significa necesariamente revelar todo lo que se siente, todo lo que se piensa y todo lo que se actúa a la persona con quien se comparte aspectos de la vida, sea la pareja o el grupo de pertenencia, llámese familia, amigos o equipo de trabajo. Precisamente por nuestra misma condición de seres únicos y distintos resultan necesarios en las relaciones los “espacios personales”. Podríamos definirlos como tiempos de soledad o en compañía con pensamientos, fantasías o vivencias a los que no necesariamente accede el otro miembro de la pareja —si de ello se trata— o el grupo que espera nuestra fidelidad.

Estos espacios están relacionados con la libertad individual que es nuestro máximo bien en tanto seres humanos y por la misma razón demandan respeto de quienes nos rodean así como nuestra reciprocidad. Sostener estos espacios personales no atenta ni deteriora la adhesión que ofrecemos a quienes amamos. Por cierto, también nuestras profesiones exigen, en muchas ocasiones, reservarnos conocimientos o situaciones que atañen al desempeño y que incluyen sentimientos o experiencias de otras personas.

¿Por qué si ofrecemos este respeto a terceros deberíamos cambiar la ética con respecto a nosotros mismos ? ¿ Por qué debemos comunicarnos todo para resultar fieles en una relación ? Corre en paralelo la instalación de cierta costumbre que pretende auditar a través de reiteradas llamadas desde y a celulares, dónde está y qué hace la otra o el otro. Se trata sencillamente de una invasión del espacio personal.

Un tema central a considerar es si las relaciones necesitan de la necesidad de saberlo todo. Más bien parecería que somos las personas, o algunas de ellas, las que necesitan de esta forma de comunicación intensamente reveladora del otro. Las personas no podemos compartir absolutamente todo, sencillamente porque en algunos aspectos, constituimos un misterio para nosotros mismos. Entonces, no siempre es posible explicar las conductas que asumimos en tales circunstancias.



Mutuo cuidado

La confianza identifica un tema diferente que trae connotaciones también diferentes. Relaciones de mutuo cuidado, respetuosas, amorosas, crean climas confiables, espacios compartidos donde podemos desenvolvernos sabiendo que el otro/a o los otros y yo mismo/a somos prolijos, atentos a sus presencias, a su protección y asistencia personales así como al cuidado de la evolución de la relación.

También es cierto que las interacciones se dan entre dos o más personas. Todas ellas devienen corresponsables del confort comunicacional así como de los vínculos que surgen en dicha interacción. Del mismo modo que algunas personas sienten necesidad de saber todo acerca del otro/a; en determinadas circunstancias los hacen responsables o peor aún, culpables de su frustración o su dolor. Nadie podrá hacernos el daño que nosotros mismos no permitimos que nos hagan, en tanto tenemos el poder de asumir o actuar de diferentes modos frente a una conducta o una acción de los otros. Podrán lastimarnos sólo si lo permitimos; de lo contrario el dolor que sentimos por algunos acontecimientos podemos procesarlo, transformarlo y finalmente utilizarlo como aprendizaje.

¿Por qué las acciones de los otros producen, a veces, impactos tan importantes?¿Podría ser que dependemos demasiado para nuestro bienestar y felicidad? Hechos, por ejemplo, como compartir momentos valiosos con alguien más, tal vez incluso, llegar a enamorarnos o apasionarnos con otra persona.

¿Deberíamos comunicarlo al otro /a si estas cosas llegaran a sucedernos? ¿Deberían ellos comunicárnoslo? No existe una única respuesta. En tal caso, sería responsable buscar la conducta que considerara al otro /a; aquélla que tuviera en cuenta el compromiso que asumimos en la relación.

Si bien todo podría ser dicho, lo que importa es reflexionar cómo afectará a quien escucha.

En la comunicación las interpretaciones y la atribución de sentido estarán siempre a cargo de quien escuche, que es alguien diferente a nosotros.



Cristina Cáceres Hanzich

www.comunicacioncapacitacion.com


enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo



  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados