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domingo,
01 de
julio de
2007 |
La fábrica de pastas que los enorgullece
El exhibidor del local de Callao 565 invita al deleite. Fideos, ravioles, ñoquis y sorrentinos. Más allá se alinean tartas y empanadas. A un costado del mostrador alfajorcitos, pepitas y budines en venta al público y al circuito comercial. Detrás se oye el ir y venir de los elaboradores y el golpe seco y sordo de la masa sobre las máquinas. Son los integrantes del Taller Protegido Nazareth, que tiene en la marca registrada de pastas BenFatti su mayor orgullo.
Hasta Fontanarrosa los llamó «pasta de campeones» en un diálogo entre Mendieta e Inodoro en un cuadrito colgado en el comercio, donde Julio Razzetti es el alma mater de la asociación que nuclea a familias de personas con capacidades diferentes, como eligen decir con propiedad. “Los productos aún no están en los grandes supermercados, aspiramos a lograrlo, pero los pueden encontrar en los autoservicios y comedores escolares”, explicó.
Con entusiasmo, humor y disposición, sus integrantes ponen manos a la masa para elaborar 4.500 kilos de pastas frescas por mes en sus distintas variantes. “Ahora estamos probando con sorrentinos de calabazas y almendras”, anticiparon. “Hice las pepitas”, contó Dardo, quien también sabe hacer masa strudel y armar empanadas. A su lado, María Florencia, pulía con esmero la mesa para las masas dulces. “Estar acá es maravilloso, es nuestra segunda casa, los pioneros fueron nuestros padres, que son nuestro orgullo”, explicó entre el entusiasmo de sus compañeros Fernando, Gabriela, Alejandra y María Laura.
También en Roldán. El Taller Protegido Nazareth también tiene un predio en Roldán que les permite ampliar su capacidad productiva con la cría de cerdos, que comercializan crudos o cocidos. Desde su creación, hace 12 años, participa en congresos nacionales e internacionales para potenciar el espacio que les permite validar el trabajo productivo de quienes tienen mucho para dar a pesar de sus distintas limitaciones.
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