Fin a las barreras ideológicas

María Eugenia Tabacco

Cuestiones como la inclusión de las personas con discapacidad al ámbito laboral, enmarcadas en lo que se da en llamar Responsabilidad Social Empresaria, están muy en boga. Pero en la práctica el camino se presenta algo más sinuoso. Esto tiene que ver, sin dudas, con las barreras ideológicas que supimos concebir.

   Estas líneas pretenden ser un vehículo desde el cual se comiencen a remover algunas de estas creencias, atendiendo a la inclusión laboral de personas ciegas o disminuidas visuales en Rosario.

   De las 12.000 personas con discapacidad visual, 1.200 son ciegas y sólo el 1,5 por ciento de estas últimas trabaja. Podría decirse que se está frente a una verdadera problemática social.

   Sin embargo, desde el Programa Agora-Argentina, Mucar (Movimiento Unidad de Ciegos y Ambliopes de Rosario) y Faica (Federación Argentina de Instituciones de Ciegos y Ambliopes) se trazaron ambiciosos objetivos con la intención de ejecutarlos a nivel nacional. Esto consiste básicamente en: la capacitación de la o las personas con discapacidad visual de acuerdo con las demandas del mercado laboral y la gestión, evaluación, preselección, inclusión y seguimiento de los beneficiarios, así como el análisis y adaptación del puesto de trabajo.

    De ser necesario, y previa evaluación técnica, se entrega en comodato la adaptación tecnológica o financia la obtención de ayuda óptica para las personas con baja visión.

   No hay excusas: las entidades públicas o privadas que tengan la iniciativa de incorporar a sus plantas a una persona con discapacidad visual no deben invertir de su bolsillo ni en capacitación ni en tecnología, ya que el Programa Agora-Argentina se hace cargo de dichas cuestiones.

   Mucar intenta articular y generar redes con posibles actores locales, del sector público y privado, tal como ha ocurrido en otras zonas del país, para que el magro porcentaje de incluidos al mundo del trabajo se incremente de una vez y para que en un futuro no se tenga que recurrir a leyes laborales que hablan de un cuatro por ciento o de exenciones impositivas, sino que la inclusión de personas con discapacidad sea voluntaria, genuina e igualitaria.