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miércoles,
20 de
junio de
2007 |
Boca va por toda la gloria
El xeneize, con una ventaja de tres goles, visitará a Gremio a las 21.45, en la revancha de la final de la Copa
La gloria de apretar la Copa Libertadores por sexta vez está a un paso y Boca saldrá a darlo hoy cuando pise el césped del Estadio Monumental Olímpico para jugar, frente a Gremio, la segunda y definitiva final.
El cotejo que dará comienzo a las 21.45, bajo el arbitraje del colombiano Oscar Ruiz, prometen en primer término el frenesí por parte de los brasileños, necesitados de remontar los tres goles de ventaja que Boca sacó la semana pasada en Buenos Aires.
Se supone, claro, que el xeneize afrontará el juego con la firmeza que las circunstancias exigen, pero tratando de bajar la temperatura que llegará desde las tribunas para calentar el campo de juego.
Miguel Angel Russo aventó rápidamente las especulaciones según las cuales Battaglia podía tener un lugar entre los titulares y confirmó a los once que han sido sus elegidos en los últimos partidos de Copa, incluidos Cardozo y Banega, objeto de diversos cuestionamientos.
Gremio, pese a la dura cuesta que se le presenta, inspira respeto por la abrumadora eficacia que ha venido luciendo en condición de local, ya que luego de ceder un empate ante Cúcuta en su primera presentación ganó cinco juegos consecutivos y no tiene goles en contra.
Por otra parte, el 3-0 del pasado miércoles no debe llamar a engaño porque los gauchos jugaron un buen primer tiempo, en el que por momentos, sobre todo en la media hora inicial, lograron desarticular a Boca y, conducidos por un Diego Souza muy difícil de controlar, estuvieron cerca de conseguir un resultado mucho más alentador.
La expulsión de Goiano fue factor determinante para la goleada y su ausencia también se presenta como un punto a considerar respecto del partido, porque el volante central, de pierna fuerte y criterio para la distribución, ha sido en los últimos tiempos hombre clave para darle equilibrio al conjunto de Mano Menezes.
Lucas, que había comenzado la Copa como titular y perdió el puesto por el camino, aparece como el reemplazante natural para el mediocampista suspendido.
La capacidad de Riquelme para mantener la pelota, con esa destreza que lo distingue para protegerla con su cuerpo ante el rival que pretende despojarlo, se avizora como uno de los fundamentos básicos de los que echará mano Boca.
En estos casos se acostumbra destacar la importancia de sostener el cero en el primer tramo del encuentro, veinte o veinticinco minutos, para que el rival empiece a desordenarse ante las dificultades que encuentra y las presiones que carga.
Boca, que desde 1998 a la fecha ganó títulos en todos los años excepto 2002, tiene servida la mesa. Claro que también la tenía servida, por ejemplo, en el Apertura 2006 (le bastaba un solo punto de los seis últimos en juego para ser campeón y no pudo), por lo que la última palabra todavía no se dijo. Quedará dicha recién hoy, con el último partido de esta cuadragésimo octava edición de la Libertadores, el torneo de clubes más prestigioso por este lado del mundo. l
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