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miércoles,
20 de
junio de
2007 |
Cincuentenario del Monumento
Hace 50 años, siendo alumno del Colegio Salesiano San José, estando en cuarto año, fuimos en representación a la gran fiesta de inauguración del Monumento Nacional a la Bandera. En la gran explanada, éramos alrededor de diez mil alumnos, todos formados y vestidos con guardapolvos blancos. La gran fiesta patria comenzó cuando el presidente de la Nación, Pedro Aramburu, se dispuso a descender la escalinata pasando frente a los alumnos, mientras 25 cañonazos partían de distintos buques apostados frente al Monumento, la fragata Sarmiento, barcos de guerra, destructores y otros barcos de exploración, al mismo tiempo escuadrillas de aviones surcaban el cielo. Ante una multitud desbordante de alegría festiva comenzó luego el gran desfile militar y cívico, al son de numerosas bandas militares, todo un acontecimiento apoteótico vitoreado por la multitud. Cuántas cosas además se podría contar de aquel día. Fue sin duda, una jornada emocionante que quedó grabada en la memoria de todos los rosarinos que se dieron cita aquel día. Hoy, lamentablemente, poco y nada se hace con respecto a aquellos tiempos. Salva de cañones no se escucha, pues ya no hay más barcos ni cañones, rugidos de aviones tampoco, porque no tenemos aviones, desfile militar no se realiza, porque no tenemos Fuerzas Armadas, y todo gracias al gran desguace nacional. Este Cincuentenario viene muy frío y no por el clima, sino por los actos que son, más bien, parches de aquella gran fiesta que nuestra bandera nacional debe merecerla con todo el honor.
Juan Carlos Bressan
LE 6.347.664
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