Cuando la voluntad política es clave para enseñar mejor

Para los educadores de la Nigelia Soria, el acompañamiento de las normas es clave para enseñar sobre música, danza y folclore. Destacan así la necesidad de contar con profesores capacitados en esta especificidad.

La actitud de generar nuevos espacios que tengan que ver con lo lúdico, ¿se percibe a través de la sanción de una ley o de una actitud docente general?

—Me parece que es algo que tiene que circular en el inconciente colectivo. Pero las leyes propician espacios y territorios. Porque si las leyes van en contra no vamos a ningún lado. Si la ley federal de educación significó terminar de transferir desfinanciadas a las provincias todas las escuelas que eran de la Nación, es una norma con la que es difícil remar. Lo que tiene que haber es voluntad política para generar cosas más enriquecedoras. (Claudio Bolzani).

—Además es muy importante el respeto a la especificidad de cada disciplina artística, el respeto a la edad temprana en el inicio de las carreras, del número de alumnos ideal para poder trabajar, a las condiciones edilicias para poder impartir los conocimientos. Creo que eso debe venir de una voluntad política porque sin los medios legales ni los recursos es muy difícil encuadrar actividades artísticas que tienen un lenguaje y una modalidad de trabajo dentro de una estructura educativa que atiende a otras necesidades. (Silvia Aparicio).

—¿Son optimistas con respecto a la posibilidad de que una norma legal modifique esta realidad?

—Yo sí. La necesidad de transmitir lo que es nuestro acerbo, nuestra herencia cultural existe, está latente. Encontramos una fisura y nos metimos, le seguimos pegando para adelante. Aquí en Rosario hay tres escuelas (Municipal, universitaria y provincial), pero no se enseña la música folclórica. Se preparan docentes para la música y la gente sale sin esa formación básica. A los alumnos los preparan para ser concertistas y ellos no van a ir a dar un concierto a los chicos de la primaria. Me parece un despropósito que una persona que se forma en la universidad tenga que ir a dar clases a una escuela primaria. Y ahí apunto al rescate de los magisterios. El chico a los 18 o 19 años, con la preparación que le dan los Trayectos Artísticos Profesionales (TAP) en esta escuela, está perfectamente preparado para hacerse cargo de un curso de primaria. (Elida Pfleiderer).

—Hay un gran vacío. Permanentemente están buscando docentes para que puedan cubrir esos espacios. Y en realidad nuestros alumnos, que no tienen título docente habilitante, van porque no tienen quién dicte clases. (Silvia Aparicio)

—Ese es un problema. Los chicos que más o menos pueden de alguna manera defenderse por conocer algunos ritmos folclóricos terminan dando clases sin formación. Y aquellos chicos que acceden a un lugar donde se los forma, se les da una formación que no tiene que ver con el tipo de actividad que necesitan determinados niveles de la educación. Hay que empezar a trasvasar: ¿por qué necesariamente el músico folclórico tiene que ser un guitarrero? Puede ser un músico muy bien formado. Y el músico académico, ¿por qué no puede desarrollar y canalizar toda esa potencia creativa en músicas que no sean solamente de conservatorio sino que además se puedan manifestar dentro del campo de la música popular? (Claudio Bolzani).

Alumnos y profesores de la escuela de Viamonte y Moreno defendieron los aprendizajes artísticos.