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sábado,
02 de
junio de
2007 |
Roger Ireson: “Hoy el desafío es atender a la
formación humana e integral”
Para el profesor en filosofía la universidad debe abrirse a los alumnos
Resolver la tensión entre una enseñanza que responda a los requerimientos del mercado y a la formación humana e integral de los estudiantes es para el profesor Roger Ireson uno de los desafíos propios de la educación de este siglo.
Ireson es el fundador de la Junta de Educación Superior y Ministerio de la Iglesia Metodista en Estados Unidos. Esta semana visitó Rosario para dictar un par de conferencias en la Universidad del Centro Latinoamericano (Ucel). Es profesor en filosofía y religión de Martin Methodist College y Green Moutain College.
Es doctor honoris causa de la Ucel y de la Universidad de Piracicaba (Brasil).
Para el doctor Roger Ireson es clave aclarar que “es un error común creer que las instituciones que pertenecen a determinadas iglesias deben adscribir a los mandamientos de esa religión”. Y destaca que “el compromiso mayor de estas universidades está con el área de las humanidades”. Es por eso que destaca en más de una oportunidad que “hoy el desafío es atender a la formación humana e integral”.
Si bien ofrecen la oportunidad de la formación en aspectos religiosos para quienes los requieran, Ireson indica que la preocupación central para las universidades unidas a la Iglesia Metodista está en “educar para el multiculturalismo, en los valores éticos y morales”.
Asegura que “los estudiantes hoy buscan nuevos significados de la vida, pero ya no confían en las instituciones tradicionales como lo es la iglesia, y vuelcan esa búsqueda en la universidad”. Es allí donde, para Ireson, surgen preguntas como: “¿Es el ser humano producto de una máquina, de la evolución o de una creación religiosa? Las respuestas las buscan en la universidad”.
Los interrogantes pasan también por los valores con que se forman a las nuevas generaciones, analiza el profesor de filosofía. A este planteo es que el docente suma la necesidad de responder desde la universidad “a esa nueva espiritualidad que buscan los jóvenes”, donde la formación en lo humano que brinde la educación superior resulta esencial.
Calidad de la enseñanza
“Salirse de la visión cerrada de lo disciplinar y atender a esta demanda estudiantil es un desafío muy importante de la educación actual”, señala.
Uno de los temas comunes a la educación mundial es cómo alcanzar la calidad de enseñanza y aprendizajes. Para Ireson hay tres puntos que sobresalen en este análisis: el acceso y permanencia de los alumnos a la universidad, los profesores y resolver la tensión que provoca la demanda del mercado en materia de formación.
Igual lo primero que indica el educador metodista es que la calidad educativa, al menos en la educación superior, es posible de alcanzar “haciendo un seguimiento cuidadoso de los planes de estudio, de la currícula, sin descuidar los aspectos humanísticos en la formación profesional y exigir a los alumnos un alto nivel en sus estudios”.
Para Ireson los desafíos en ese camino pasan por “reclutar y retener a los estudiantes”. Pasa que el panorama de los alumnos en EEUU se ha vuelto inestable. “Un estudiante empieza un programa en una universidad y luego pasa a otra, cambia permanentemente (el sistema de créditos favorece esta situación)”, dice el profesor.
El mayor problema que deriva de este hecho, por cierto conocida en la Argentina, es la dificultad para planificar a futuro, “algo que termina quitando coherencia a los planes de estudio”, dice Ireson y cita también cómo esto afecta el movimiento de matrícula en materia de financiamiento.
Estabilidad docente
Otro de los desafíos es lograr la estabilidad del plantel docente y la dedicación plena a este trabajo. “Hasta hace un tiempo, y luego de hacer carrera los docentes, lograban estabilidad en sus puestos, pero ahora se está pasando (en EEUU) a un sistema de contrato, donde los profesores son evaluados casi anualmente y a veces no se les renueva el contrato”, relata Roger Ireson.
“Es verdad que eso exige mayor capacitación, pero también hace a los profesores más vulnerables”, explica y asegura que esto repercute en los alumnos. “El 60 por ciento del cuerpo docente —destaca— debe ser full time, eso le da calidad a la universidad, un perfil de continuidad que valoriza más a la institución”.
En este desafío cuenta también resolver “la tensión que provoca el compromiso tradicional en educación en humanidades que caracterizó a EEUU y la importancia que gana cada vez más el mercado”. Eso hace que “muchos estudiantes busquen calificación para obtener un empleo pero no para elevar su educación”. Para el profesor, el hecho “coincide con un momento en que los empresarios quieren una educación más vinculada con un trabajo apto a distintas funciones”.
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El profesor Roger Irseson visitó la Ucel de Rosario.
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