Denuncian que una fábrica les vuelve la vida "miserable"

Más de 50 familias de Saavedra y Rodríguez exigen controles ante las fallas de la planta

Más de 50 familias que viven en los alrededores de la fábrica Tenneco (ex Fric Rot Gabriel), ubicada en la manzana comprendida por Uruguay, Callao, Rodríguez y Saavedra, ya están cansadas de pedir a las autoridades municipales que realicen controles del movimiento de camiones y los niveles de ruido y contaminación que produce esa planta fabril, lo que "desde hace años" les "hace la vida miserable".

Según denuncian en el barrio, enormes camiones cargados con toneladas de peso circulan a contramano y hasta por encima de sus veredas (en algunos casos, provocando rotura de las aceras y hasta de desagües pluviales), mientras los "enloquece" a toda hora, incluso de noche, el ruido que genera la producción.

Los reclamos ante la fábrica y distintas dependencias municipales llevan varios años, pero hasta ahora hubo muy pocas respuestas y ninguna solución. Los expedientes llegaron hasta con pedidos de "pronto despacho" a la Intendencia, la Dirección de Política Ambiental y Tránsito.

Según una de las denunciantes, Marisa Martone, la única respuesta que recibieron hasta ahora en el barrio, catalogado como residencial (G1), fue que sólo podrían hacer algo si encontraban "in fraganti" a los camiones. Sin embargo, nunca vieron a un inspector.


Nadie pide que se vaya
Yo me crié en este barrio vi construir a la fábrica la vi crecer pero ahora ya se volvió algo inmanejable cuenta Martone Aun así la mujer asegura que nadie entre los vecinos reclama que se vaya la planta sino que se le hagan cumplir las mismas reglas que a todos

Concretamente, que se controle (y se multe ante incumplimientos) a "larguísimos camiones" que entran a contramano y obstruyen las calles, rompen el pavimento, los cables, los desagües y los árboles, y suben a las veredas para realizar la carga y descarga, ya que la fábrica carece de adecuadas playas de acceso.

También piden que se releve cómo desecha la planta sus residuos industriales y se mida la contaminación sonora que empieza a las 6 y dura hasta bien entrada la noche.

En la industria no desconocen los motivos de queja de los vecinos e incluso se les han ofrecido "paliativos", pero ninguna solución de fondo.

"En una de las charlas con los gerentes, uno nos dijo: «Yo más no puedo hacer. Díganme ustedes qué hago». Y yo le respondí que si me pagaba un sueldo para eso quizá podría pensarlo, pero mientras tanto era un problema enteramente suyo", recordó Binolfi.

Por eso, sostuvo, "nadie está pidiendo arreglos ni resarcimiento económico, sino que se cumplan las normas". Entre otras cosas, por temor a que las constantes transgresiones por parte de la empresa terminen provocando accidentes o daños mayores.

Por ejemplo, desbordes de indignados vecinos ante los camioneros o incluso el personal de seguridad contratado por los transportes, con consecuencias imprevisibles.