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 martes, 29 de mayo de 2007  
Después del envión
Ischia y Marini arrancaron muy bien pero ahora se enfrentan a otra realidad que los envuelve

Gustavo Conti / Ovación

Hablar de fútbol en Rosario parece hoy imposible si la charla no va acompañada de la realidad institucional. Si bien hoy se exteriorizan diferencias entre los clubes que aglutinan las mayores pasiones, lo cierto es que no por nada Central y Newell’s debieron concursarse, acotando sus márgenes de acción por la tenaza judicial, que al primero lo asfixia y al otro le permitió sobrevivir con cierta tranquilidad. Así las cosas, no parece casualidad que la mediocridad deportiva los envuelva, aunque en el Parque puedan tirar más de la cuerda por el bálsamo del título logrado hace dos años y medio en las mismas condiciones.

  Precisamente, aquella conquista alimenta la expectativa de que así y todo se puede. Pero la realidad actual es que tanto Ischia como Marini deberán trabajar mucho en la siembra de hoy, dentro del contexto que los envuelve, para una buena cosecha de mañana. Además, aunque no guste, el promedio con el que arrancarán los obligará a pensar en esa indeseada tabla.

  En ese sentido, los números de ambos en este Clausura ofrecen características similares: los técnicos arrancaron con todo sus ciclos, sobre todo Marini, pero después cayeron. Entraron en turbulencia, al punto que Newell’s ganó un partido de los últimos 6 (precisamente el clásico) y Central también uno de los últimos 5.

>> Pasó de los extremos



Newell’s pasó de un extremo a otro en este torneo. Venía de una racha terrible de 14 partidos sin victorias y Marini la dio vuelta en sus primeras 5 citas, con 4 triunfos y 1 empate. Es decir, pasó de no poder ganar a un spring impresionante. Y después de la onda expansiva, el equipo se amoldó a sus reales posibilidades, donde puede pelearle de igual a igual a los encumbrados sin plus para imponerse y ofrece la mejilla a rivales de medio pelo como Colón o Banfield.

  Además, Marini se encontró con el problema impensado de no hacer valer como corresponde la localía, excepto ante Central.

  A su vez, si bien encontró un sistema base sobre el que hizo pocos retoques, tuvo inconvenientes en la fortaleza de los laterales, sobre todo por izquierda donde ninguno pudo hacerse del puesto. Por derecha, decidió sacar a Araujo y Pablo Pérez al menos en La Plata apareció con pretensiones de sacarle todas las dudas.

  Para el futuro, Marini seguramente encontrará un nuevo panorama sin su temible goleador Oscar Cardozo, quizás sin un arquero emblema como Villar y tal vez sin algún hombre de los habituales titulares en defensa. Ese direte está a la vuelta de la esquina y será su próximo desafío disimular esas ausencias.

>> Tras la cosecha fina



Casi debuta muy bien en Mendoza, pero el traspié sobre la hora no influyó para que el ciclo de Ischia también se iniciara con bríos renovados. La seguidilla de tres victorias, sobre todo la muy buena en Liniers, trajo buenos augurios que más pronto que tarde se acomodaron al momento externo.

  Muy rápidamente entonces volvió a pesar en el plantel los padecimientos que traía y que fueron mellando su confianza, poniéndole un freno de mano al envión. Y la gente lo entendió tan así, que ni perdiendo el clásico sin ofrecer resistencia, o en la última caída ante Arsenal, se la agarró con los jugadores.

  En ese contexto a Ischia se le hizo difícil pensar sólo en lo futbolístico, donde se encontró con problemas ofensivos al no apoyarse en los delanteros de las inferiores (de hecho, su titular indiscutible hoy es Belloso y para acompañarlo puso a Arrechea), por lo que hasta usó un sólo punta. Y la falta de gol se hizo notoria en los últimos cinco partidos. Además, no resolvió el barullo del medio, con las posiciones indefinidas de Ríos y el Kily González.

  Ischia espera que la situación económica mejore, porque no sabe hoy si el propio Kily o Garcé se quedarán, igual que Azconzábal o Ríos, o si Raldes será vendido lo mismo que Di María. También tendrá entonces el desafío de reconstruir, y sobre un terreno aún más fangoso.
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Cara y ceca. En los últimos tiempos, Newell's festejó y también fue puesto de espaldas.


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