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 martes, 29 de mayo de 2007  
Viajeros del Tiempo ©
Rosario 1905/1910

Por Guillermo Zinni / Fuente: La Capital

Un porrón de cuatrocientos años. Uno de nuestros colaboradores, inteligente amateur de antiguedades y afortunado descubridor de objetos raros, nos visitó para comunicarnos el hallazgo de una “famosa maravilla” en el modesto pueblo de Eloy Palacios. Prestos, dejamos nuestra mesa de trabajo para partir hacia allí y rendir culto a la joya descubierta. ¡Se trataba de un porrón! Pero un porrón venerable de cuatrocientos años y que lleva impreso en sus varios mosaicos la huella histórica de una larga vida misteriosa y penetrante. El objeto en cuestión se exhibe en la casa de don Joaquín Mendoza, quien junto a su esposa se aviene con delicadeza a servir de iniciador de los secretos que guarda el artefacto en su vientre mofletudo y vacío. “Corresponde a la época colonial -nos asegura-, y es un refinamiento de la alfarería. Está cubierto de esmalte policromo de un estilo occidental europeo originalísimo. Es posible que su patria fuese uno de los lugares bañados de sol de Andalucía, en el tiempo en que los árabes producían los grandes primores de la cerámica”. Luego, el venerable anticuario nos dió una serie de datos históricos: “Este objeto -dijo- prestó servicio en la ciudad de la Santísima Trinidad a principios del siglo pasado, salvando impasible la época de la Independencia. Emigró luego a Montevideo, donde su destino se uniría a Rosas, y presenció el “sitio grande”. Garibaldi tomó agua de él por una casualidad que ilustra la historia muda del panzudo porrón, y volvió al país después de 1852. Hasta 1890 estuvo en el Rosario, pasó luego a Villa Casilda y apareció después en Eloy Palacios, donde se ha desenvuelto de su legendaria modestia para ofrecerse a la contemplación de los amantes del arte”. Luego de estas palabras, partimos dejando descansar al histórico utensillo de sus laboriosas excursiones, quieto y soberbio como si su vientre vacío se llenara de las variedades soñadoras de su prosapia.

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