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 martes, 22 de mayo de 2007  
Vínculos estudiantiles evitarían las adicciones

Un equipo interdisciplinario de investigadores de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) halló que consumir alcohol es para los jóvenes un medio de relacionarse con sus pares, que fortalece el vínculo iniciado en el aula. Ese lazo con los compañeros es un elemento de contención que alejaría las adicciones y ayudaría a no abandonar los estudios.

Los estudiantes universitarios que consumen alcohol, ¿son sólo usuarios o potenciales adictos? este es el interrogante de un grupo interdisciplinario de investigadores de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), que desde hace un año indaga la relación de los jóvenes con las bebidas alcohólicas y el papel de la universidad como espacio de contención.

Según los datos recogidos en el estudio exploratorio, todos los estudiantes probaron bebidas alcohólicas, las que, a su vez, se convierten en un medio para tejer relaciones con sus pares. "El consumo es un modo de relacionarse y compartir, que relaja los frenos inhibitorios y facilita la aproximación. Ese uso social también los lleva muchas veces a emborracharse", explica Adriana Sismondi, antropóloga y miembro del equipo que presentó las conclusiones preliminares del estudio.

Los especialistas indagaron, además, sobre el lugar que ocupa la universidad al momento de revertir estas prácticas que pueden perjudicar la salud y el rendimiento académico de los estudiantes. "Es importante determinar si la vida universitaria expulsa a quienes tienen inconvenientes con sustancias adictivas, o por el contrario, es un espacio de contención que inhibe los consumos problemáticos", apunta Sismondi.

Así, la mayoría de los alumnos, especialmente los ingresantes, expresó que el ámbito universitario no los contiene y no se sienten partícipes. "La universidad es para ellos cosas concretas, como el grupo de estudio o sus vínculos más directos, no hablan de estructura de servicios ni organización funcional", dice Hebe Rigotti, psicóloga y una de las autoras.

Sin embargo, la sensación de no pertenecer a la institución se revierte cuando encuentran grupos de estudio. "Frente a la numerosidad y el consecuente anonimato, los chicos más desvalidos no abandonan si tienen compañeros que realicen eficazmente por ellos los diferentes trámites relacionados con el cursado", describe la antropóloga.

De esta forma, para mantener el sentido de pertenencia y recibir la contención de los pares, el adolescente debe formar parte de la población estudiantil, por lo que necesita frecuentar las aulas y dedicar tiempo al estudio. Así, la ingesta de alcohol, que puede alcanzar niveles significativos, en determinado momento se debe "cortar" para dar paso a las actividades académicas. "Podemos pensar que ese consumo que se fundamenta en la necesidad de reducir la tensión psicológica o de contrarrestar la sensación de estar perdido entre la multitud, pasa a segundo plano cuando esos sentimientos se minimizan al formar parte de un grupo", subrayan las investigadoras.
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