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sábado,
12 de
mayo de
2007 |
Imágenes del novecientos
Guillermo Zinni / La Capital
El gabinete termal del doctor Urquart. Mientras miles de familias no tenían ni agua para bañarse, algunas pocas podían darse el lujo de comprar por “apenas $ 26.50” este gabinete que les permitía tomar baños turcos para mantener “la belleza física y la frescura y viveza de la juventud”. Este invento consistía en una estructura desmontable de madera y una lona que formaba una especie de caja de la que sólo sobresalía la cabeza de la persona. Un calentador eléctrico y una silla completaban el artificio, aunque esta última debía ponerla el cliente.
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