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 sábado, 12 de mayo de 2007  
Viajeros del Tiempo

Guillermo Zinni / La Capital

Espíritu comercial rosarino
Industrias modestas, en poco tiempo se han convertido en el Rosario en grandes sociedades anónimas que, reuniendo grandes capitales, impulsaron la fabricación y elaboración de productos de consumo dentro y fuera del país. En este nuevo espíritu de empresa aparece siempre un mismo nombre, el de un hombre que promueve la fuerza de expansión del capital rosarino. Ayer fuimos a visitar a ese hombre, el señor Brandt, el que es poseedor de un semblante inglés impasible y unos escrutadores ojos de color azul claro. Al preguntarle qué diferencia encontraba entre las inversiones aisladas y la formación de sociedades anónimas, nos contestó: “Es la misma diferencia que existe entre una tortuga y el ferrocarril. El capital aislado vegeta y acaba por morir, pero el que tiene al lado el calor y la fuerza de otro capital, va tan lejos que asombra. Cuesta arrancar los capitales improductivos que están en los bancos, pero una vez logrado se abre un ancho campo de cooperaciones. Así se formó la sociedad anónima “El Arroyito”, que a poco de fundarse paga 200 pesos por cada acción de 100 pesos. Tenemos también la lechería “Rosario”, otra sociedad anónima que rinde ganancias de miles de pesos, y “La fabril argentina”, amalgama de fábricas de alpargatería, zapatería, lonas y anexos. Estas empresas permiten la adquisición de máquinas más perfeccionadas, mayor producción y se ocupa a mayor cantidad de trabajadores, con lo que se acelera el progreso”.




Falsa alarma
Con motivo de haber circulado la noticia del fallecimiento del general Mitre, en la Bolsa de Buenos Aires se hizo una elocuente manifestación de duelo y los bancos entornaron sus puertas, hasta que se recibió el desmentido. De todos modos, el enfermo ya no habla, está insensible a lo que ocurre. No se da cuenta de nada ni aprecia nada.
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