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 sábado, 12 de mayo de 2007  
El Papa canonizó al primer santo de Brasil
A fray Galvao se le atribuyen poderes de sanación a través de las "pastillas milagrosas"

San Pablo. - En la mayor muestra de popularidad desde que llegó a Brasil, el Papa Benedicto XVI ofició ayer una misa a cielo abierto ante 1,5 millón de fieles en la que consagró a un fraile franciscano como el primer santo nacido en el gigante sudamericano. En el tercer día de su primera visita a Latinoamérica, Benedicto también criticó a los que se burlan del dogma católico. "Para exaltación de la fe católica y el crecimiento de la vida cristiana declaramos y definimos como santo al beato Antonio de Sant' Anna Galvao", dijo Benedicto XVI, en una frase que terminó ahogada en aplausos.

Joseph Ratzinger llegó en papamóvil al inmenso predio del aeropuerto paulista Campo de Marte, donde un cielo diáfano se asoció a una ceremonia colorida por las miles de banderas vaticanas y latinoamericanas que agitaron asistentes mientras un coro de 1.200 voces entonó cantos litúrgicos.

Los poderes curativos que se le atribuyen a Fray Galvao -nacido en Guaratinguetá, San Pablo, en 1739- son propagados hasta hoy a través de sus "pastillas milagrosas", pedacitos de papel de arroz envueltos en forma de píldora, donde está escrita una novena a la Virgen María, que el devoto debe consumir mientras reza.

En la ceremonia participó junto con su hijo la mujer que fue agraciada por uno de los milagros de Fray Galvao. Con problemas en el útero que le impedían llevar una gestación hasta el final, la mujer tomó las pastillas milagrosas y, contra todas las previsiones, dio a luz a un niño. Este, a su vez, nació con un serio problema respiratorio que lo puso al borde de la muerte, pero un día después de que su madre le suministrara las pastillas, quedó curado.

Tras canonizar al venerado fray Galvao, quien vivió en San Pablo entre los siglos XVIII y XIX ayudando a pobres y enfermos, el Papa inició su homilía en portugués sentado en un amplio escenario blanco precedido por una imponente cruz. Desde allí reiteró su férrea visión sobre el mundo contemporáneo, al que describió como contaminado por la búsqueda del placer egoísta como fin supremo. Para la ceremonia, el Papa ostentó por primera vez la mitra y el báculo pastoral.

Al referirse a quienes se mofan de los preceptos vaticanos sobre la fidelidad conyugal y la castidad prematrimonial, el líder de la Iglesia dijo que "la devoción mariana es garantía cierta de protección maternal y de amparo en la hora de la tentación". Agregó que "el mundo precisa de vidas limpias, de almas claras, de inteligencias simples que rechacen ser consideradas criaturas objeto de placer".

Tras la ceremonia, el Papa retornó al monasterio donde se aloja en el centro de San Pablo. Luego recibió a obispos brasileños en la Catedral da Sé de San Pablo, a quienes instó a "salir a evangelizar" masivamente a los fieles, no solamente para frenar el éxodo de católicos hacia "sectas proselitistas", sino también para hacer valer los dogmas de la Iglesia en el seno de la sociedad.

Posteriormente viajó 167 kilómetros hacia la ciudad de Aparecida, donde mañana abrirá la V Conferencia del episcopado latinoamericano.
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El Papa durante el multitudinario acto de canonización.

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