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jueves,
10 de
mayo de
2007 |
Una tragedia evitable
El 1º de Mayo, en oportunidad de conmemorase el 25º aniversario del bautismo de fuego de nuestra Fuerza Aérea, nos conmocionamos al enterarnos de que un joven héroe de sólo 28 años de edad moría al estrellarse el avión Mirage III que piloteaba. Lo que nos preocupa a todos, o debería preocupar a toda la sociedad, no sólo a los que tenemos hijos volando aviones en las Fuerzas Armadas, es que éste no es un hecho aislado. Es uno más en una larga lista de accidentes que sufrieron pilotos de las tres armas desde 2004 a la fecha: el IA-63 Pampa que cayó en Punta Indio; el IA-58 Pucará que cayó en Reconquista; el helicóptero UH-1H de la Armada Argentina que cayó en Río Negro; el Lear Jet que cayó en Bolivia; el Mohawk del que cayó en la localidad de Los Polvorines; el cazabombardero A4–AR que se estrelló en Río IV; el helicóptero Hughes 500 C de la Escuela de Aviación Militar, y falta nombrar algunos más… En la mayoría de los casos sus tripulantes perdieron la vida. ¿Qué está pasando? No será hora de que se comience una investigación exhaustiva, parando todos los aviones, no sólo los Mirage, hasta establecer las causas "reales" de estos accidentes? Con aviones de los años 60 y 70, y con los escasísimos recursos que destina el Ministerio de Defensa para la realización de controles y mantenimiento, ¿habrá que seguir atribuyendo la pérdida de todas estas vidas tan valiosas, solamente a la fatalidad?
Teresa Casazza, DNI 5.730.747
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