Sugieren vacunar contra la varicela y la hepatitis A

Especialistas explican en qué casos conviene inmunizar contra otras enfermedades

Clarisa Ercolano / La Capital

Dos son las vacunas que si bien no están incluidas en el calendario nacional, los médicos recomiendan priorizar. Se trata de la Hepatitis A y la varicela, que otorgan un 98 por ciento de protección a dos enfermedades con altos índices de internación, afirma a La Capital la doctora Andrea Uboldi, jefa del área de vacunación del Hospital de Niños Víctor J. Vilela.

En plena época invernal, la idea de reforzar las defensas cobra más fuerza. Desde su creación, las vacunas se constituyeron en una de las principales herramientas de la salud pública, a punto tal que en los últimos tiempos los laboratorios ampliaron la oferta. Sin embargo, las nuevas vacunas tienen un elevado costo y muchos padres desconocen cuáles son sus ventajas y aplicaciones.

Uboldi es consciente de que tanta oferta genera desconcierto, y por eso aclara que para evaluar la oportunidad de colocación de las vacunas que no están incluidas en el calendario oficial “hay que sentarse a pensar las características de cada chico”, y al respecto cita como ejemplo la de la gripe, para los niños con problemas pulmonares, cardíacos, con cuadro de alergias, diabéticos, inmunocomprometidos y que usen aspirina por problemas crónicos, sobre todo en esta época del año. La aplicación es gratuita para los pacientes denominados especiales. Y para ellos recomienda también la aplicación de la vacuna del neumococo, que cubre contra 23 de las 90 cepas existentes.

¿Pero qué pasa cuando un niño con estas patologías no puede recibir la dosis por no alcanzar los 6 meses de edad?. Uboldi sugiere que entonces “se vacune el grupo familiar conviviente, para cerrar el ingreso de la infección”.

En cuanto a la vacuna del rotavirus, enfermedad que es causal de internación en menores de 5 años por diarreas seguidas de deshidratación, Uboldi reconoce que la inmunización es opcional. “Aquellos padres que por cuestiones económicas deban elegir, que prioricen la de Hepatitis A y la de la varicela”.

“Cuando los padres saben que una enfermedad puede causar la muerte, se sensibilizan más”, refiere la médica, en alusión a la vacuna del meningococo. “Si bien es un problema que asusta, se recomienda para pacientes con trastornos en las defensas o que les extirparon el bazo, sino sólo se vacuna en casos de epidemia”.

La especialista remarcó que también es necesario considerar los grados de exposición del niño, es decir, si concurre a una guardería o jardín maternal, no es lo mismo que si se queda en su casa. “Si bien las vacunas opcionales son costosas, en caso de tratarse de pacientes especiales, y con la debida certificación médica, se pueden gestionar gratis”.



Tiempo de cambios   Uboldi aprovechó para aclarar también algunos preconceptos respecto de las vacunas, como el que sostenía que cuando pasa cierto tiempo de la aplicación la inmunización no surte efecto. Al respecto aclaró que las vacunas trabajan con memoria en el sistema inmune. “Las dosis siguientes se aplican independientemente del tiempo transcurrido”, dice, y agrega que no es necesario que el niño esté en ayunas para ser vacunado. También puede bañarse y llevar adelante una vida normal.

   “El personal médico debe capacitarse constantemente— sindicó Uboldi— porque los cambios no cesan. Hoy, por ejemplo, ya no es necesario el refuerzo de la BCG, pero no hay que descuidar el resto, ya que por ejemplo, por falta de vacunación, hubo brotes de tos convulsa”.

   Para la médica, “hay que presionar socialmente para que se incluyan más vacunas en el calendario y también para que se releven datos locales de la incidencia de las distintas enfermedades en la ciudad”, finalizó.



Utiles pero caras “Está probada la eficacia científica de las nuevas vacunas, pero no se las incluye por falta de presupuesto”, señala por su parte el doctor Carlos Badía, de la Sociedad de Pediatría de Rosario. En diálogo con La Capital, el pediatra aclaró que su obligación es “avisar a los padres sobre los beneficios, la necesidad y también el costo”.

   En la práctica cotidiana Badía reconoce que si bien recomienda la colocación de las nuevas vacunas, tiene en cuenta el contexto en el que vive la persona. “Lamentablemente no es lo mismo atender en un dispensario, un hospital público o un sanatorio privado”, admite preocupado el especialista.

   Badía advierte sin embargo que no todas son coincidencias a la hora de hablar de inmunización. Y pone como ejemplo el caso de la hepatitis A, que si bien en el ámbito público sólo se coloca una dosis, en el privado se habla de la necesidad de un refuerzo. “Esto tiene que informarlo el pediatra, sobre todo en los primeros años de vida donde juega un rol muy importante en las decisiones que toma la familia”.

   El médico aprovechó para quejarse del Estado, que según dijo, debería ser muy cuidadoso para no suspender la entrega de vacunas y sobre todo para garantizar la preservación de la cadena de frío. “Una semana que un dispensario pase sin vacunas influye negativamente en ese padre que fue al lugar y no las encontró. Además, es preciso que cada centro de salud tenga sus propios generadores eléctricos para protegerlas de los eventuales cortes de energía”.

 Badía no deja de advertir que los adultos también deben mantener al día su esquema de vacunación. “Muchos no vuelven a colocarse el refuerzo de la doble o no se aplican la de la hepatitis”, dice el médico, que recomienda ser precavidos, ya que estudios recientes demostraron que existen enfermedades como la difteria, que tienen rebrotes por falta de vacunación adecuada.

   Respecto de la promocionada vacuna antigripal no dudó en indicarla a mayores de 60, hipertensos, diabéticos o con complicaciones bronquiales.

Los laboratorios desarrollaron nuevas vacunas que no siempre van de la mano de los recursos económicos de los padres.