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 miércoles, 09 de mayo de 2007  
Integración en jardín de infantes

Tomás es un niño especial, como todos los niños. Hace tres años atrás los terapeutas y médicos que trabajan con él nos recomendaron que concurra a un jardín. Encontramos una institución que nos dijo: "No hay problemas, por supuesto que integramos a niños diferentes"... Suponíamos que una institución seria como Jardín Manzanita tendría entre sus objetivos favorecer el desarrollo, la integración y socialización de los pequeños y que por ello habrían obtenido la habilitación que otorga el Estado municipal para hacerse cargo del cuidado de niños en crecimiento, conforme a cierta legislación vigente y sabemos que la misma no puede estar en contra de lo dispuesto por la Convención Internacional de los Derechos del Niño (ley 23849) y por la Constitución nacional (artículo 75). La convención establece la igualdad de oportunidades de todos los niños, sea cual sea su condición, para acceder a sus derechos y consideramos que, en nuestra triste experiencia, a Tomás se le han violado estos derechos, a juzgar por evidencias de las que recién hoy nos anoticiamos. Primero se le impide evolucionar con sus compañeros a sala de 3 porque la ubican en un piso superior y consideran incómodo tener que subirlo todos los días. ¿No hubiera sido más fácil hacer funcionar la sala de 3 en planta baja, tomando en cuenta que un niño diferente estuvo durante tres años haciendo procesos adaptativos para desarrollarse e integrarse a sus compañeros? ¿A nadie le importa que Tomás pierda el trabajo y evolución ya hechos? Segundo, en reunión para analizar las posibilidades de este año, nos enteramos que la psicóloga del jardín no lo conocía; la encargada del grupo no sabía que Tomás podía sentarse en el suelo. Cabe la pregunta, ¿que hicieron durante los tres años que Tomás estuvo concurriendo además de mirarlo? ¿Nunca lo intentaron sentar? ¿Por qué esta carta hoy? Porque entendemos que muchos padres en nuestra misma situación pueden resultar seducidos en la entrevista de admisión del Jardín Manzanita, pero no todo lo que se promete y compromete en la misma, de sumo interés para los padres, coincide con los objetivos de las autoridades del jardín. Y porque también entendemos que el ente fiscalizador del cumplimiento de objetivos de estas instituciones formativas debería estar más atento para que este tipo de violaciones no ocurra. Es nuestra propuesta que podamos preguntarnos como sociedad: ¿qué queremos para nuestros hijos, o acaso no somos todos "diferentes"?

Laureano Lorenzo y Luciana Caffaratti,

DNI 18.111.059 y DNI 25.047.293


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