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martes,
08 de
mayo de
2007 |
Vendió todo
por un mal
diagnóstico
Al inglés John Brandrick le diagnosticaron una fatal enfermedad por la cual sólo viviría seis meses y entonces decidió que tenía que aprovechar lo que le quedaba de vida de la mejor manera posible: no siguió trabajando, dejó de pagar la hipoteca y se dedicó al buen vivir con su compañera, gastándose una fortuna en restaurantes y hoteles.
Sin embargo, un año después, los síntomas comenzaron a remitir y el hospital llegó a la conclusión de que no padecía realmente un cáncer terminal sino una simple pancreatitis, perfectamente curable.
Con lo puesto. “Me deshice de todo. De mi coche, de mi ropa, sólo me quedé con un traje, una camisa y la corbata con la que deseaba que me enterraran. No necesitaba más ropa porque sólo me daban seis meses de vida”, explicó el paciente inglés, con todos los preparativos del funeral listos.
Su compañera recibió ayuda psicológica para hacer frente a su nueva vida sin pareja.
Vende su casa. Brandrick, que va a verse obligado a vender su casa, reclama ahora al hospital, perteneciente a la Seguridad Social inglesa, que lo indemnice por el falso diagnóstico médico.
Los responsables del centro niegan que se haya tratado de un caso de negligencia y explican que el diagnóstico de cáncer pancreático se basó tanto en los síntomas como en las pruebas que se le hicieron al enfermo.
La increíble historia parece el argumento de una comedia cinematográfica. (Reuters)
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