El Irízar era "una bomba de tiempo"

El capitán del rompehielos dijo que fueron diez días de ardua pulseada contra el fuego

El capitán del rompehielos Almirante Irízar, Guillermo Tarapow, dijo anoche que la nave se convirtió en "una bomba de tiempo que estaba destinada a estallar". El marino dio una rueda de prensa tras desembarcar en la base bonaerense de Puerto Belgrano, vecina a Bahía Blanca, poco después que el barco, que fue remolcado desde Puerto Madryn, amarrara.

Tarapow afirmó que en "30 años de Marina nunca vi algo así", en referencia al incendio en la nave que se generó al romperse una tubería, que "en vez de tirar agua tiraba combustible".

"Se armó una gran bola de combustible que tomó los cuartos laterales", relató, y precisó que el barco fue dañado desde la popa hasta los tanques de anhídrido carbónico, que evitaron que el fuego pasara, "y el resto está intacto".

El fuego, dijo, comenzó "de una forma que fue verdaderamente imprevisible, completamente instantánea, rápida, y una forma que, si ustedes vieran en este momento dónde se originó el fuego, comprenderían mejor lo que fue esta epopeya de 10 días".

La decisión de abandonar el barco fue "simple", dijo el capitán, porque "tras dos horas y media de combate al incendio, la flotabilidad y estabilidad del buque estaban comprometidas" y recordó que "estábamos sin extintores y sin agua".

Su "primera alegría", aseveró, fue cuando revisó camarotes y pasillos donde pudo penetrar el fuego y no encontró a nadie. Su preocupación era comprobar si había muerto alguien, y en caso de ser así, recuperar el cuerpo.


Ocho incendios
Tarapow definió a lo sucedido como una pulseada de 10 días y ocho incendios que nos hacían por momentos no dudar de nuestras fuerzas no temer por nuestras vidas pero sí no descuidarnos del fuego Luego destacó que salvamos el 85% del buque de un futuro inevitable y que el 100% de la tripulación está a salvo

"Tenía que permanecer en el Irízar, me hubiera hundido con el buque. No iba a sobrevivir sabiendo que en la cubierta podía aparecer un personal herido, mareado, aturdido, encerrado", dijo. Explicó que "el capitán hermana a todos los marinos del mundo, el rol está por arriba de la persona, no iba a ser yo el que distorsionara ese rol".

Tanto Tarapow -con ropa de fajina y una mano vendada- como la "tripulación de fuego", como él mismo la bautizó, fueron recibidos en el puerto por dos mil personas al grito de "¡Viva la Patria!".

"El ciento por ciento de la población del Irízar a salvo y el 85 por ciento rescatado del fuego", dijo el comandante al saludar con la venia al jefe de la Armada, el almirante Jorge Godoy.

Tarapow afirmó que "la flotabilidad estaba comprometida" y explicó que "el buque estaba destinado a estallar porque era una verdadera bomba de tiempo por el combustible que llevaba a bordo".

"Nadie da lo que no tiene, nadie defiende lo que no ama, lo defendimos porque amamos al Irízar", repitió una y otra vez el capitán del rompehielos, para explicar el espíritu que primó en la tripulación para salvar el rompehielos.


Prioridad
Tarapow aclaró que no se siente un héroe me siento igual a ustedes y destacó que tomó las decisiones que su rol de capitán le demandaba porque la prioridad era mi personal

En tanto, Godoy destacó el "esfuerzo extraordinario" de la tripulación en general para combatir el siniestro y de Tarapow en particular, que según dijo "cumplió los deberes que le corresponden a un señor comandante en alta mar".

"Hay que aprender de las enseñanzas de este siniestro para ser mejores", pidió el jefe de la Armada.

Tras descender del buque, el comandante se reencontró con su esposa y sus hijas, quienes lo abrazaron llorando, y fue felicitado por autoridades militares, en medio de vítores de sus pares, familiares y amigos. l (Télam y DyN)

El rompehielos sufrió serios daños.