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sábado,
21 de
abril de
2007 |
Alfredo Casero actúa hoy en el Centro de Expresiones Contemporáneas
“Apunto a estrujarle la cabeza a la gente para bien; a sacarla de sus estructuras"
Para el humorista, su estilo nació como una revancha contra la dictadura
U. G. Mauro / Escenario
“Lo de mi participación en la Feria va a consistir en mostrar lo que fui a hacer por última vez en Rosario y me quiero encontrar con gente de allí porque es muy fana”, expresó el actor cómico y músico Alfredo Casero, quien hoy a las 23 ofrecerá su espectáculo “The Casero Experimendo” en el marco de las actividades de la Feria del Humor, en el Centro de Expresiones Contemporáneas, bajada Sargento Cabral y el río Paraná.
El multifacético artista, impulsor de una línea de humor absurdo y delirante nacida en el under porteño, hizo escuela en la TV desde el recordado ciclo “Cha-cha-cha”, pero también es un notable músico que alcanzó un gran reconocimiento con la interpretación del tema “Shimauta”, cantado en japonés. Hoy a las 12 presentará además en la librería Ross su último libro, “Un tranvía llamado Vaporeso”.
—¿Qué tiene de particular el público de Rosario?
—Me parecen unos tipos muy selectivos y bastante fanas de lo que hago. Lo otro importante es cumplir con la presentación del libro, que parece que gusta porque vendí como 8.000 ejemplares, que para un libro es muchísimo.
—¿A qué atribuís que ese mundo del “doctor Vaporeso” nacido hace ya un tiempo en un ciclo de TV siga teniendo tanta vigencia?
— A mí me parece que no hice un producto. Hice un lenguaje que se llevaron los pibes y estos se lo enseñan a los padres y estos a su vez a otros pibes. Se creó como un círculo vicioso. Es tan artístico como hecho, que yo jamás exploté demasiado todas esas repeticiones de la programación que se hicieron. En cambio, sí lo hicieron los canales de cable. Yo de todo eso no veo un sope. Fue extraño.
—Parece que trascendieron auténticamente...
—Creo que fue una cuestión de suerte, es como si hubiera largado un montón de cosas que no sé si me pertenecían o si eran de la gente y yo las juntaba... En una de esas, son cosas que hice como revancha de lo que fue vivir toda esa cosa terrible de la dictadura militar. Ojo que a esto último lo digo desde el lugar de cualquier hijo de vecino... Lo único que faltaría es que ande poniéndome la camiseta del llanto. Fue como una actitud más creativa, hice renacer lo que tenía adentro y que son las cosas que di. Ahora siento que las cosas están bastante más completas porque el placer que me da el estar con la gente es más directo, más puntual. Lo que hago tiene más que ver con lo que a la gente le pasa por dentro de la cabeza y me gusta mucho.
—¿A qué atribuís que el humor absurdo en un medio masivo hoy se perciba más normalmente? ¿El público piensa de un modo menos lineal?
—La gente mira “Gran hermano” pero lo único que hay que tratar de hacer es mandarse por algún agujero como yo hice y cuando están desprevenida tratar de meterle algo. No todo el mundo lo va a lograr, ni lo logrará con todo el mundo, pero sí va a haber mucha gente que va a estar atenta a ver qué le das. Es como si tenés un montón de perros a los que les das nada más que Dogui. De golpe aparece Maradona haciéndole una nota a Zidane por Canal 13 y es el mismo Dogui pero con dos salchichitas, pero por ahí les das un pedazo de osobuco —que vengo a ser yo— que no es tan nutritivo pero van a querer más. Ojo, que yo también me veo en esa y por eso casi ni miro televisión por aire. Ojo también que no tengo nada contra “Gran Hermano”. Lo que me duele es que esos pibes son como cualquier otro que se compra el auto, corre picadas y mata a una nena, uno de esos estúpidos. De algún modo hoy estamos pagando con gente muy superficial el habernos desculturizado tantos años y a esas 30.000 personas con cabeza e ideas que ya no están.
— ¿Entonces como te llevás con el “ambiente”?
—No conozco nada, no conozco a nadie. Me saludan tipos que son hiperfamosos y yo no los conozco. Soy una porquería. Me muevo como una especie de animal que empujo para donde quiero. Se me ocurren ideas y las voy llevando a cabo. Esto de “The Casero Experimendo” anda muy bien en cualquier lado. A la gente la mata. Estuve en Córdoba, en Montevideo, en muchas partes del interior y gusta.
—¿Podés citar a quiénes te hacen reír?
—Con Capusotto me cago de risa muchas veces, no siempre. Pero no quiero dar nombres porque no es de caballeros. Además creo que pensar en qué me hace reír es solamente ver una sola parte de la cosa. Es cómo escuchar nada más que la música de una canción. Yo apunto a estrujarle la cabeza a la gente para bien, a sacarla de sus estructuras, de esa cuadratura por la que las cosas si no son blancas son negras.
—¿Podés adelantar algo sobre un nuevo disco que estás preparando?
—La verdad es que casi no puedo decir nada, porque yo a los discos los amaso, los doy vuelta, los estrujo. . Para mí las canciones no son algo que vienen en japonés o en inglés. Si a mí me gusta algo te lo canto en francés antiguo ¿Quién sabe si lo que canto es japonés? En la mayoría de los casos uno ya no sabe qué escucha, porque ya el lenguaje es una cosa vieja.
—¿Y qué es lo nuevo?
—Lo nuevo es el posicionamiento de lo humano frente a la expresión. Eso de “esto me gusta y esto no”.
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Alfredo Casero presenta "The Casero Experimendo" y dijo que el rosarino se caracteriza por "ser fana".
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