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 domingo, 08 de abril de 2007  
Una deuda que crece día a día

"Las que lloran". Así se las reconoce inmediatamente a las chicas que llegan a los prostíbulos luego de ser engañadas con el objetivo de "un trabajo rentable" o secuestradas en sus lugares de origen. Según el trabajo de la OIM, si las mujeres se resisten a obedecer, hay un paso previo a la violencia física: se les informa que ellas tienen una deuda con el regente del local por los gastos que ocasiono su traslado hasta allí y para recuperar la libertad les ofrecen trabajar haciendo "copas y pases". Sin dinero, muchas veces con sus documentos retenidos, y lejos de sus hogares, a las chicas no les queda otra posibilidad que aceptar.

Si se siguen resistiendo, muy rara vez las dejan ir: las golpean y torturan hasta que ceden. Tiempo después de empezar a trabajar como prostitutas, las mujeres se enteran de que sus deudas originales, lejos de saldarse, van creciendo a la par de gastos adicionales y multas de lo más arbitrarias como presentarse en el salón después de hora, o mal vestidas.


Esclavizadas
El informe de la OIM explica que las mujeres que viven esclavizadas en prostíbulos no tienen contacto con el mundo exterior y suelen estar encerradas cuando no trabajan Si salen siempre lo hacen acompañadas Cuando hablan por teléfono a su familia las vigilan para que no revelen la verdad de lo que ocurre ni el lugar donde se encuentran Incluso los investigadores han detectado locales con cámaras de vigilancia en todos los espacios vidrios blindados y muros

La forma más común de escapar es con la ayuda de un cliente, que a veces paga la deuda de una chica para poder liberarla. Otras veces huyen por algún descuido de sus captores y, en menor medida, cuando logran alertar a la familia y se produce un allanamiento policial. En algunas ocasiones, la única forma de ser liberada es dejar de ser útil por la edad o por alguna enfermedad.
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