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 domingo, 01 de abril de 2007  
Pakistán, una temible "fábrica" de terroristas
"Esta vida no nos importa nada", afirma un clérigo que educa a miles de jóvenes islamistas

Can Merey / DPA

Islamabad. - Pakistán está considerado como uno de los aliados más importantes de Estados Unidos en la guerra contra el terrorismo islámico. No obstante, en el corazón de la capital, Islamabad, se predica el odio contra la "potencia ocupante" occidental en Afganistán.

Abdul Rashid Ghazi es subdirector de las dos madrassas (escuelas religiosas coránicas) situadas junto a la Mezquita Roja de Islamabad. Para él, Osama Bin Laden es "nuestro héroe" y la victoria de los rebeldes extremistas islamistas en Afganistán es sólo una cuestión de tiempo.


Todo medio vale
Alentamos a nuestra gente para que vaya a luchar a Afganistán dice Ghazi En su opinión cualquier medio está justificado para parar a los agresores incluso los atentados suicidas De forma explícita incluye en los objetivos a las tropas extranjeras estacionadas en Afganistán

Los llamamientos de Ghazi a la yihad, la "guerra santa" islámica, no caen en saco roto. Un total de 6.500 mujeres jóvenes y 4.500 hombres estudian en las dos escuelas coránicas que este predicador dirige junto con su hermano mayor.

El que las alumnas y los alumnos estén dispuestos a recurrir a la violencia se demostró esta semana, cuando asaltaron un burdel ubicado cerca de sus madrassas y arrastraron a su "madama" hacia las escuelas para "reeducarla", tal y como acostumbraba hacer el antiguo régimen talibán en Afganistán. Ghazi justifica la acción con el argumento de que las autoridades habían desoído sus exigencias de que se cerrara el "club" nocturno.

A tiro de piedra de la residencia del primer ministro paquistaní se encuentra el complejo de madrassas en el que se ha atrincherado Ghazi. Para este islamista de línea dura, el gobierno de Pakistán, que gusta de presentarse como un socio fiable de Occidente, es una espina que tiene clavada.

Mientras Islamabad se enfrenta con la acusación de que la insurgencia talibán y de Al Qaeda en Afganistán recibe apoyo y tiene sus mejores bases en Pakistán, que tolera su presencia, bajo la dirección de Ghazi se forman nuevas generaciones de muyahidines (guerreros islámicos dispuestos al "martirio").

Encerrado en su bastión religioso, Ghazi escapa al control del poder del Estado. Quien tiene una cita con el predicador no puede acceder a las escuelas coránicas sin ser sometido a un minucioso registro por parte de jóvenes barbudos.


Bien custodiado
Detrás de la puerta de entrada hay un custodio enmascarado vestido con uniforme de fajina y fusil Kalashnikov Pertenece a la milicia privada de Ghazi encargada de proteger al predicador de la policía y de otros posibles enemigos El camino pasa por un laberinto de calles estrechas en medio de hombres igualmente armados y enmascarados atentos a cualquier movimiento

Al final del trayecto, en una modesta oficina, está sentado Ghazi, cuyo aspecto no cuadra con la imagen de un predicador del odio. Detrás de unos lentes con montura dorada se asoman unos ojos marrones que miran amistosamente al visitante. Unos mechones blancos salen debajo de su turbante bordado. En un inglés fluido y con una sonrisa seductora, el clérigo paquistaní de la barba canosa, nacido en 1964, habla de la necesidad de expulsar a los soldados extranjeros de Afganistán e Irak con toda la violencia necesaria.

En medio de las historias de la guerra santa y el martirio, el predicador, que viste una túnica tradicional blanca, presenta a su hijo pequeño, que echa una tímida mirada al interior de la oficina y le da la mano al huésped occidental.


La yihad un pilar
Las palabras de Ghazi no son tan inofensivas como podría sugerir su actitud Sus escuelas coránicas subraya enseñan todo el islam y no sólo la yihad Sin embargo la guerra santa es para él un importante pilar de esta enseñanza Nosotros les enseñamos el concepto de la yihad no la forma de luchar Lo que quiere decir que los alumnos de las madrassas no reciben entrenamiento militar sino que se los prepara espiritualmente para la lucha

Después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, las tropas extranjeras no tenían derecho a invadir Afganistán, afirma Ghazi, quien tuvo un encuentro con Osama Bin Laden en 1998 en la ciudad de Kandahar, en el sur de Afganistán. "Nunca van a tener éxito. Van a salir derrotados como los rusos", asegura el predicador islamista. Retóricamente formula la pregunta de cuántos de los casi 50.000 soldados extranjeros en Afganistán están dispuestos a cometer un atentado suicida contra los talibanes. Ninguno, se responde rotundamente.

Los extremistas, por el contrario, cuentan con "cientos y miles" de candidatos a suicida que dan su vida llenos de entusiasmo y que destrozan la moral de los soldados extranjeros sostiene el clérigo. "Para nosotros esta vida no significa nada", afirma Ghazi. "No hay duda de que habrá muchas víctimas en nuestras filas, pero al final ellos (las tropas extranjeras) se replegarán".


Restaurar a los talibanes
La restauración del régimen talibán es la única solución para Afganistán sostiene Ghazi cuyos seguidores admite mantienen contactos con los guerreros de Dios y con la red terrorista Al Qaeda Bin Laden y el líder de los talibanes el mulá Omar están vivos y siguen dirigiendo sus organizaciones asegura Ghazi Sin embargo ni su muerte o captura significaría el fin de la lucha En nuestra Yihad las personas no son importantes explica el predicador con una sonrisa Otra persona ocuparía su lugar l
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