"Se abre un nuevo ciclo de inversiones"

Raúl Padilla, presidente de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (Ciara) afirmó a La Capital que "se ha cerrado" un ciclo para el sector aceitero en el cual las inversiones se orientaron a ampliar la capacidad de molienda de las fábricas para abrir otro que "se centre en infraestructura y biodiesel". En ese sentido, el también CEO de Bunge se refirió a la necesidad de que se sigan produciendo alimentos pero que a la vez el sector pueda incursionar en el negocio de los biocombustibles y consideró en ese sentido que el desafío pasa por conciliar las dos posiciones.

En los últimos años la industria aceitera, sobre todo en la zona de complejo oleaginoso del gran Rosario, se dedicó a realizar inversiones para aumentar su capacidad de procesamiento. Según señaló Padilla, las mismas alcanzaron los 800 millones de dólares para moler unos 10 millones de toneladas más. "La industria se anticipa al crecimiento de la producción y en los dos últimos años hemos experimentado un crecimiento muy grande para lograr procesar ese volumen que esta campaña va alcanzar todo un rercord de 45 millones de toneladas", dijo el titular de Ciara.


El objetivo
Ese objetivo para el sector "está prácticamente terminado", indicó. "Se cerró esa etapa, ahora necesitamos que la producción siga. Posicionamos a la industria para que tenga las posibilidades de crecer", dijo Padilla.

Ahora la mirada está puesta en los biocombustibles y mencionó los dos proyectos más fuertes que están sonando que son el de la aceitera Vicentín, en San Lorenzo y el de AGD y Bunge.

Sin embargo, la principal incógnita es por qué si el mundo se está moviendo al compás del etanol, la industria aceitera argentina realiza sus inversiones para producir biodisel en base a aceite de soja. En ese sentido, Padilla, fue categórico al señalar que el país es menos competitivo con respecto al primero de los biocamburantes y tiene un lugar más preponderante con respecto al segundo. "No quiere decir que no lo podamos hacer", señaló.

Es consciente de que este incentivo que genera el etanol puede significar un impacto para la industria por cuanto puede llevar a un aumento en el área sembrada con maíz en detrimento de la soja, pero minimizó el efecto al explicar que el desafío es "ver como compensamos eventualmente un área más acotada con una mejor producción".