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sábado,
31 de
marzo de
2007 |
Cayó una barranca y casi muere un bebé en La Florida
Eran las 9 de la mañana de ayer cuando un estruendo dio paso a la mole de tierra que invadió por completo la habitación. Natalia estaba durmiendo a Lautaro, de un año de vida, en la humilde vivienda que comparte junto a su marido en la barranca frente a la Rambla Catalunya, en La Florida, cuando el agua acumulada por la lluvia provocó el derrumbe sobre una pared de ladrillos y la hizo añicos. A la mujer y su bebé la salvó milagrosamente la puerta, que sirvió de salvaguarda entre los escombros y el piso. Pudo haber sido otra tragedia.
Arriba, detrás de varios restaurantes de pescado, entre ellos La Flora y Carlitos, se ubican construcciones precarias enclavadas en la barranca y en medio de cañaverales, justo debajo de importantes casas residenciales. Una de ellas fue el blanco de los desprendimientos ocasionados por las persistentes precipitaciones.
"Llovió tanto que se desmoronó todo. Se escuchó un ruido tremendo y se vino abajo", dijo Sergio Díaz, el papá de Lautaro, que hace dos años hizo su vivienda allí. Su suegra vive al lado, adonde ayer habían sido reubicados su esposa, su hijo y otro chiquito de cinco años.
Entre tierra, caños y palos, la montaña de escombros se comió más de cuatro metros de la habitación matrimonial. Una casa erigida en base al esfuerzo de años, ya que antes había vivido en las islas.
Un Dios aparte
Díaz confiesa que su hijo tiene un Dios aparte Se cayó la pared entera y por suerte la puerta salvó el nene porque le hizo de techo porque sino me lo mata el escombro razonó conmovido el hombre de 29 años
Ayer por la tarde, una brigada de la Guardia Urbana Municipal (GUM) apuntaló la vivienda semiderruida con vigas de madera. Una dotación estuvo trabajando en el lugar durante la tarde de ayer, a la espera de un informe técnico que se iba a elaborar hoy, para conocer si existe peligro concreto de otros derrumbes. "No creo que tenga más problemas porque el pedazo de tierra que cayó era bastante grande", dijo Díaz, quien todavía estaba angustiado y con miedo. Igual prometió pasar la noche para cuidar las pertenencias del lugar ante los robos.
Los vecinos del lugar se arremolinaron en torno a la familia afectada. Y en seguida se multiplicaron las quejas. "Estamos preocupados por el estado de los árboles que están suspendidos en la barranca. Tengo a mi hija, con una criatura recién nacida, y a la familia de al lado ya se le cayó un árbol", dijo Nora.
Ayer, técnicos de la Central de Operaciones de Emergencia se hicieron presentes en el lugar para verificar que no se produzcan nuevos desprendimientos. Algo que nadie podía descartar por completo.
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