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sábado,
17 de
marzo de
2007 |
El medioambiente, un tema sobornable
Andreas Landwehr
Pekín. - Todo el mundo contuvo la respiración cuando los delegados apretaban los botones en el Gran Sala del Pueblo chino, pero cuando la gran pizarra luminosa mostró el resultado de la votación, los asistentes irrumpieron en aplausos. La nueva ley de propiedad privada se había aprobado con mucha menos resistencia de lo esperado y la política reformista había obtenido una nueva victoria. Sin embargo, no todos los problemas están resueltos en la economía más pujante del mundo.
Tras años de agrios debates, los 2.799 síes del Congreso Nacional del Pueblo chino zanjaron la batalla con una aplastante victoria frente a los 52 noes, 37 abstenciones y un voto nulo de los últimos "izquierdistas" del Partido Comunista. La economía de mercado y el capitalismo pueden seguir de nuevo con libertad su camino en China.
Nunca antes la dirigencia en Pekín se había esforzado tanto por sacar adelante una ley. El debate en torno a la norma, que protege la propiedad de ciudadanos y empresas y por primera vez la ubica al mismo nivel que la estatal, fue en realidad un batalla sobre la reforma económica.
Los perdedores
Los legisladores izquierdistas creen que el precio de las reformas de mercado era muy alto y que los sectores débiles en nuestra sociedad son los perdedores dijo el experto político Yan Yu de la universidad de Pekín La resistencia se alimentó añadió en la diferencia de ingresos entre los chinos las injusticias sociales y la corrupción con la que los funcionarios transforman su poder político en riqueza
Entre almohadas
Sin embargo tras 12 días de sesión plenaria que dio que hablar especialmente por las fotos de diputados dormidos el fulgor de las reformas económicas dejó en un segundo plano un tema al menos tan importante como éstas la protección del medio ambiente los ahorros energéticos y el peligro global del cambio climático
De hecho, los límites del crecimiento en China no son sólo sociales, sino también medioambientales. El mismo jefe de gobierno, Wen Jiabao, pareció ayer haber olvidado que en la apertura de las sesiones, en su informe del estado de la nación, anunció objetivos ambiciosos para lograr una China verde.
Las causas por las que tanto la justicia social como la protección del medio ambiente resultan siempre relegadas son las mismas: el nepotismo entre funcionarios locales y empresas.
"Las autoridades locales no ponen en práctica las políticas", criticó el delegado Ding Shikuang, de Anhui. "Algunos funcionarios cambian bajo mesa su poder por dinero".
Las relaciones entre empresas y representantes de la administración local son muy estrechas, advirtió, pues el asentamiento de grandes compañías e industrias no sólo extranjeras deja mucho dinero en las cajas de los gobiernos y sobornos en los bolsillos de los responsables.
Nada de democracia
El Ministerio de Medio Ambiente en Pekín reveló hace poco que sólo en un 30 por ciento de los proyectos de inversión supervisados se analizaron los efectos sobre el entorno antes de su aprobación Las autoridades locales no cumplen con las prescripciones medioambientales a causa de sus propios intereses económicos admitió también el delegado Wen Huiguo de Hunan
El primer ministro chino reconoció carencias en el sistema y habló de la necesidad de realizar reformas políticas. Pero de ninguna manera piensa en democracia.
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