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miércoles,
07 de
marzo de
2007 |
La eficiencia pública y los problemas privados
Dos cosas parecían preocupar ayer al oficial Séptimo Gerlo, quien al frente del control policial que descubrió el jugoso robo: la primera era a qué hora podría irse a dormir, ya que hacía varias horas que estaba ocupado con el caso. Y lo otro era aclarar que aquello que pretendía divulgarse como un ejemplo de honradez no era otra cosa que su trabajo cotidiano. "Quiero resaltar que el trabajo es de todos los que estábamos allí, así como de nuestros superiores, porque es nuestra forma de trabajar en la Patrulla de Caminos", dijo el oficial de 54 años y padre de tres hijos adolescentes, sin olvidar nombrar a los "sargentos primeros Molinato, López, Pajón y al sargento Belmonte".
La honestidad de Gerlo, quien gana 1.800 pesos por mes y está a punto de jubilarse, en todo caso pasaba por relatar su anécdota como lo que fue: un trabajo que hizo de taquito, luego de años y años de pedir documentos a los automovilistas en los controles, dejar pasar a quienes tenían todo en regla y demorar a aquellos que no.
En cuanto a quién es el oficial Gerlo, ayer muchos recordaron a su padre, cantante de una orquesta típica de la ciudad en las décadas del 50 y el 60 que supo alegrar bailes de carnaval y grandes reuniones en clubes de barrio, lugares a los cuales él solía acompañarlo.
Acorralado
El hombre que se convirtió en noticia dijo que es la primera vez que le pasa algo así y con cierta timidez recordó que el dinero que le ofrecieron le podría haber solucionado el mayor problema de su vida
Es que mucho antes del corralito financiero, Gerlo contrajo un crédito en dólares que tras la debacle no pudo volver a pagar. Por eso, su casa está a punto de ser rematada. "Se trata de cuestiones personales -admitió- que no sé si vale la pena mencionar, pero es verdad que estoy con problemas económicos y la fecha de ejecución de mi casa si bien fue postergada, todavía está firme".
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