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miércoles,
07 de
marzo de
2007 |
Viajeros del Tiempo
Rosario 1905/1910
Guillermo Zinni / La Capital
Diferencias entre la inmigración europea y la japonesa. Mientras Estados Unidos se esfuerza en poner diques a la ola japonesa que pugna por invadirlos, el Brasil le abre sus puertas. Recientemente han llegado cerca de mil súbditos del Mikado a ese país, y se esperan doce mil más. Un diario de Río de Janeiro que asistió a un desembarco, publicó estas impresiones: "El espectáculo era muy diferente del que ofrecen los inmigrantes europeos. Muchos japoneses tenían el pecho cubierto con medallas ganadas en los combates de Manchuria, y llevaban pequeñas banderitas de seda con los colores de las banderas japonesa y brasileña, un acto galante de cortesía que ninguna otra nación de inmigrantes tuvo nunca. Este acto de buena educación hizo que los recién llegados se ganaran la simpatía general, además de impresionar por la robustez y vigor de su constitución. Algo que llamó poderosamente la atención fue el aseo extremo de los japoneses: mientras los europeos bajan de los barcos en las más detestables condiciones de higiene, los amarillos lo hicieron tan aseados como en el primer momento que pusieron un pie a bordo. Y lo mismo sucedió en tierra: luego de pasar varios días en la "Hostería de la Inmigración", no tuvieron ni un gesto que no revelase una absoluta pulcritud. En Brasil tuvieron que competir con la fuerza y el empeño de los experimentados inmigrantes italianos, pero en poco tiempo superaron con creces esta prueba, al punto que los cultivadores de café prefieren a los trabajadores japoneses antes que a los europeos. La experiencia ha sido muy satisfactoria, por lo que esperamos que la inmigración japonesa alcance grandes proporciones en esta parte de América".
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