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miércoles,
07 de
marzo de
2007 |
Ofensiva antitalibán con final incierto
Kabul/Nueva Delhi. - Con las primeras luces del día, tomaron posiciones los primeros soldados en Helmand, una de las provincias del sur de Afganistán donde más combates se registran. Poco después, la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad en Afganistán (Isaf) anunciaba ayer el comienzo de su "operación Aquiles".
La Otán -que comanda la Isaf- y la comunidad internacional están sometidas a una enorme presión para impedir que Afganistán se hunda en el caos. Un total de 4.500 soldados de la Isaf -británicos, canadienses, estadounidenses y holandeses- y casi mil efectivos afganos serán desplegados en el marco del operativo.
Los talibán reaccionaron con sorna ante la operación. "Tenemos más de 10.000 mujaidines armados", aseguró el portavoz de los rebeldes islamistas Kari Mohammad Yusif Ahmadi. "Es una buena noticia que los soldados salgan de sus bases militares. Eso facilita el trabajo a nuestros mujahidines", agregó. Los expertos cuentan sobre todo con atentados suicidas. "Los talibán no son tan tontos como para enfrentarse a la Otán en campo abierto", dijo un observador. "Harán uso de lo que puedan. Esa es su ofensiva".
Lista de espera
El enemigo de la Otán se llama mulá Dadullah Recientemente este jefe militar de los talibán que perdió una pierna dijo que incontables terroristas suicidas están preparados para actuar Hay tantos voluntarios aseguró que cientos de ellos están en lista de espera
El mulá Dadullah es conocido por su crueldad. Se dice que en 1998, en una masacre contra civiles durante el régimen talibán, actuó con tanta brutalidad que su jefe, el mulá Omar -que tampoco tiene precisamente fama de melindroso-, le retiró temporalmente del mando.
Un alto general de la Otán calificó la situación en esa zona de "precaria", otros emplean términos más pesimistas para describirla.
El objetivo de la Otán es mejorar por medio de acciones militares la situación de seguridad en las zonas en crisis hasta el punto de que sea posible la reconstrucción y el desarrollo económico en dichas regiones. Así se pretende reconquistar los "corazones y cabezas" de la población afgana, después de que en los últimos días las numerosas bajas civiles causadas por operaciones militares sembraran más bien el odio hacia las fuerzas extranjeras.
Los expertos dudan del éxito de la estrategia. Además, se teme que las operaciones obliguen de nuevo a numerosos habitantes a huir de sus aldeas, lo que provocaría que siguiera creciendo la animadversión hacia las tropas extranjeras. "No se llega a los corazones y mentes de las personas viniendo con helicópteros y tanques, al menos no en Afganistán", asegura. Puede que la Otán logre matar con su ofensiva a rebeldes, agrega, "pero surgirán miles de insurgentes nuevos".
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