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 sábado, 03 de marzo de 2007  
Odisea judicial de una pequeña mocoví

Carlos Roberto Morán / La Capital

Santa Fe.- Una niña de la comunidad mocoví, de ocho años de edad, que en noviembre del año pasado fue violada por un vecino, está viviendo una verdadera odisea a raíz de una decisión judicial que la separó de su familia luego de aquel grave episodio.

La pequeña, es oriunda de Colonia Dolores, en el departamento San Justo, se encuentra radicada en un hogar de una Ong en la localidad de San Genaro, y es reclamada por sus familiares e integrantes de esa comunidad indígena.

Para la pequeña Violeta todo comenzó el 3 de noviembre pasado, cuando médicos de la zona constataron que había sido violada, hecho por el cual a los pocos días fue detenido un vecino suyo, que se encuentra recluido en la cárcel de Las Flores.

Ante este caso, la jueza de menores de Santa Fe, Susana Bilich, ordenó que la niña fuera separada de su familia, y pidió a la presidenta comunal de Colonia Dolores, Dora Salteño, que se hiciera cargo provisoriamente de Violeta y que en tanto le buscara una familia que pudiera adoptarla.

La jueza Bilich habría interpretado que igual temperamento debía adoptarse con una hermanita de tres años, por considerar que la madre biológica de ambas -que sufre cierta discapacidad mental- no está en condiciones de atenderlas correctamente.

Salteño se hizo cargo de Violeta y tomó contacto con una familia de Rosario dispuesta a la adopción, pero con la condición de que no se la desarraigara de su comunidad indígena.

Según el sacerdote Julio Lovato, esa familia hizo dos o tres visitas para relacionarse con la pequeña, pero repentinamente el 2 de febrero pasado la jueza pidió a Salteño que trasladara a la menor a esta capital.

Una vez en el juzgado, la presidenta comunal tomó conocimiento de que debía dejarla porque se había decidido darla en custodia a una familia del barrio de La Recoleta, en Buenos Aires. A partir de ese momento, tanto Salteño como la comunidad mocoví perdieron el rastro de la niña, por lo que vienen realizando distintas gestiones para dar con su paradero y denuncian la violación de los derechos indígenas y de los niños y niñas.

Según trascendió en Colonia Dolores, Violeta no habría sido adoptada por la familia de Buenos Aires porque fue devuelta y que se dispuso alojarla en la Casa de la Niña, en San Genaro.

El padre Lovato, que está a cargo de la parroquia de la localidad de Crespo, cercana a Colonia Dolores, intervino en este caso porque considera que se está haciendo un gran daño y que no se están respetando sus derechos que establece la ley de protección al menor.

Interpreta que al desarraigarla hubo un abuso, dado que el agresor no pertenecía al círculo íntimo y que su progenitora no la tenía desatendida, ya que la mandaba a la escuela y no presentaba signos de desnutrición o enfermedad alguna.

Lovato confirmó que intentó conocer las causas por las que la magistrada Bilich dispuso la separación y estaría próxima a adoptar similar medida con su hermanita. También afirmó que en esa gestión tuvo un diálogo muy ríspido con la jueza, la que no se avino a darle explicaciones.

En la Colonia Dolores viven unos 70 mocovíes que trabajan en albañilería, changas y de planes sociales. Lovato envió una carta al gobernador Jorge Obeid interiorizándole sobre la situación de Violeta y junto a Salteño y varios tíos expuso el caso al defensor del Pueblo, Carlos Bermúdez, y otras dependencias del gobierno provincial. l
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