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sábado,
10 de
febrero de
2007 |
Degollada por su novio en su casa
Buenos Aires.- Los vecinos de Marisol Villarino, quien fue degollada ayer por su pareja en el barrio porteño de Villa Crespo, aluden a una tragedia que pudo haberse evitado. Dicen que las peleas eran frecuentes, que los celos de él eran enfermizos y que muchas veces "el volumen de la radio tapaba los gritos". Ayer a las 3 de la mañana la pareja tuvo su última discusión. Tras acuchillarla, el hombre, diez años menor que ella, huyó. Aunque a las once horas fue solo a la comisaría.
Sucedió en un departamento del cuarto piso en calle Padilla al 700. Allí vivía la mujer asesinada, de 35 años, y su pareja, Claudio Calapino, de 25. Ambos trabajaban en el restaurante "Posadas 1820", en San Martín y Tucumán, pleno centro porteño. Marisol tenía una hija de cuatro años, nacida de una relación anterior. En el momento de la pelea conyugal, la nena de cuatro años estaba en el dormitorio junto a dos primos y al cuidado de la hermana de la víctima, Yésica Páez, de 28 años.
La mujer relató que escuchó una fuerte discusión entre su hermana y Calapino, quienes estaban en el comedor del departamento. Segundos después, Yésica oyó un grito de Marisol, tras lo cual sobrevino un momento de silencio. Cuando fue al comedor, vio a su hermana caída en el piso sobre un enorme charco de sangre y llamó a la policía pidiendo auxilio.
Marisol fue trasladada al hospital Durand, dejando en el pasillo del cuarto piso y en el ascensor por el que la bajaron, charcos de sangre que manaba de su cuello. Cuando el asesino se enteró que la policía estaba tras sus pasos y decidió entregarse, pasadas las 15, en la comisaría 6ª de Balvanera. l (Télam)
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El crimen fue en Villa Crespo.
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