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sábado,
10 de
febrero de
2007 |
Apostileprosas
¡Qué memoria!
El periodista le pidió si le podía conseguir los números de las camisetas y el utilero Francisco Aquilano la devolvió de primera. Sin detenerse a meditar mucho, Pancho los dijo uno a uno de corrida sin temor a equivocarse. Y no la pifió en ninguno.
Buenos muchachos
El mismo Aquilano desclavaba los caños en que se sostenían las redes para el fútbol-tenis, cuando recibió la visita inesperada de Husain, Spolli y Bernardello, quienes lo tomaron estilo carretilla y lo tiraron a la pileta. Cuando intentó salir, Zapata volvió a empujarlo al agua. Y ni el secretario técnico Gabriel Georgetti, que vestía vaqueros, se salvó del chapuzón. Qué buenos muchachos.
Sana convivencia
El final del entrenamiento fue observado por unos adolescentes, algunos identificados con las camisetas de Central, pero a ninguno se le fue una palabra de más. Al contrario, cuando la pelota se fue afuera del predio uno de ellos la alcanzó cortésmente, demostrando que se puede convivir, más cuando no hay posibilidades de ampararse en la masa.
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