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lunes,
22 de
enero de
2007 |
Husain y Spolli hablan de Newell's, de fútbol y de la vida
Lucas Vitantonio / Ovación
A veces el vértigo que genera la competencia por el campeonato impide que los jugadores demuestren sus sentimientos. La búsqueda obsesiva por los tres puntos y las discusiones sobre las jugadas polémicas que definen el rumbo de un partido barren con todo. No hay espacio para profundizar sobre las cuestiones personales. Así la pretemporada puede aparecer como un oasis de tranquilidad para indagar en el perfil humano del jugador, ese que siempre lo acompaña, pero del que muchas veces se sabe poco y nada. Claudio Husain y Nicolás Spolli aceptaron hablar sin casete y lanzaron jugosas confesiones de verano.
El Turco Husain y el Flaco Spolli están unidos por la amistad y se divierten en cada entrenamiento. La buena onda la repitieron en la charla mano a mano con Ovacion y durante la sesión de fotos nocturnas en el Torreón del Monje. Son compinches, comparten códigos y a la hora de hablar en serio no dejan ninguna frase en la gatera.
-¿Claudio, cómo nació la relación de amistad entre los dos?
-Cuando llegué a Newell's en 2005 todos tenían una imagen extraña de mí. Muchos chicos se habían quedado con la idea de que yo era bastante asqueroso adentro de la cancha. Al principio fue como que me estudiaron un poco, pero después estuvo todo bien. Hice una relación bárbara con el Flaco, Nacho Scocco, Belluschi, el Tano Vella, el Pepi Zapata, el Colorado Ré, con todos. Y con los pibes que están ahora también. Yo sabía la imagen que ellos tenían de mí y rompí un poco el hielo al llegar por primera vez al club.
-Nico, ¿cuál fue el resultado de ese estudio que le hicieron al Turco?
-La verdad que cayó muy bien en el grupo. Es un jugador de experiencia que aporta muchísimo. Así nació una gran amistad. Jugábamos Copa Libertadores, campeonato local y prácticamente estábamos todo el día juntos. Después él se fue, nos seguimos viendo y hablando por teléfono. Hoy por suerte lo tenemos otra vez acá. Adentro de la cancha no existe la amistad con los rivales, pero entre los jugadores de Ñuls sí.
-Claudio, muchas veces se dice que entre los futbolistas no hay amistad sincera, que cada uno hace la suya ¿Cómo lo ves?
-Hay de todo. Este es un laburo donde hay más de veinte futbolistas profesionales en el plantel y donde todos quieren jugar. Alguna diferencia leve puede haber. Pero siempre hay afinidades y grupos que se llevan bien. No hay nada que te haga desconfiar del compañero.
-¿Esta amistad con los compañeros fue lo que te decidió a volver a Ñuls?
-Sí. Igualmente no quise irme nunca de acá. La partida me puso muy triste. Fue por un desencuentro. Tuve suerte de que el club se interesó nuevamente en mí y no lo dude ni un instante. Me gusta Ñuls, la ciudad y además estoy con amigos. Siempre tuve la persecuta de cómo veían a un tipo de la Capital llegando a Rosario. Mayormente la gente del interior no tiene buena onda con los porteños. Pero nada que ver. Me encontré con una ciudad que me brindó todo de entrada. Los rosarinos me trataron bárbaro, mejor todavía los hinchas leprosos. Me quiero quedar en Rosario.
-Turco, estuviste en muchos clubes, ¿este es uno de los grupos donde más cómodo te sentís?
-Cuando dí mis primeros pasos tuve la suerte de salir campeón en todos los equipos que jugué. Es sabido que en muchos casos la victoria hace a la unión, pero acá nada que ver. En Newell's la unión está siempre. Esto me hace sentir muy cómodo.
-Flaco, una de las virtudes del grupo el semestre pasado fue que a pesar de los resultados negativos no tuvieron fisuras entre ustedes.
-Es fundamental que el grupo esté unido siempre y más cuando las cosas no se dan. Como decía Claudio por lo general los grupos se hacen más fuertes en la victoria, pero también hay que tratar de ser sólido cuando las cosas no salen del todo bien. A pesar de los resultados adversos del semestre pasado todos tiramos para adelante.
-Turco, son amigos, pero si adentro de la cancha uno de los dos comete un error, ¿se reprochan con énfasis?
-Nos podemos insultar y no pasa nada. Todo queda adentro de la cancha, por lo menos de mi parte. Acá le aclaré a dos o tres chicos mi forma pasional de vivir los partidos. Grito bastante, pero muere ahí. No quiero que crean que es algo personal con ellos. Ojo que los defensores me gritan de todo y si tienen razón me tengo que callar la boca (risas).
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