Admirada o criticada, siempre fue "la primera"

Washington. - Admirada o criticada, la senadora demócrata por Nueva York, y desde ayer candidata a la presidencia de EEUU, Hillary Rodham Clinton, siempre ha hecho gala de su vocación de ser "la primera". Desde que en su época de estudiante fue la primera de la clase, la esposa del ex presidente Bill Clinton ha estado acompañada por esa cualidad.

Fue la primera mujer que consiguió un escaño en el Senado por el estado de Nueva York y es también la primera ex primera dama que se lanza a la carrera presidencial. Brillante y calculadora, demasiado para algunos, Hillary Clinton es una mujer que levanta pasiones y odios pero de la que nadie duda de su capacidad de llevar adelante lo que se propone.

A sus 59 años, goza de un notable prestigio como jurista, defensora de los derechos civiles y las libertades fundamentales, y también como política. En noviembre revalidó su banca senatorial. Ahora su apuesta es aún mayor, quiere volver a la Casa Blanca, no como consorte, sino como presidenta y, tal y como ha hecho en ocasiones anteriores, afronta el desafío muy segura de sí misma. "Sé cómo piensan y operan los republicanos y cómo vencerlos", aseguró Hillary Diane Rodham, como se le conocía de soltera.

Durante los doce años en los que su marido fue gobernador de Arkansas lo acompañó en todo momento, algo que siguió haciendo después de 1993, cuando se convirtió en primera dama de EEUU.

Entonces dejó muy claro que no iba a tener el clásico papel de las primeras damas y que no estaba dispuesta a quedarse en casa "haciendo galletas y sirviendo tés". Y lo cumplió: Hillary creó una nueva figura de esposa del presidente, compaginando las tareas de consorte y madre con las de una persona totalmente implicada en su profesión y comprometida con las causas de las mujeres y niños.