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 sábado, 23 de diciembre de 2006  
Condenaron a ex juez por corromper a amigas de su hija

Un ex juez de Formosa fue condenado ayer a siete años de prisión por la corrupción de tres compañeras de colegio de su hija de 11 años, ante quienes se mostraba desnudo y les hacía ver videos pornográficos.

El sentenciado es el ex juez oral federal subrogante y ex diputado provincial por la UCR, Timoteo Albariño, de 61 años, a quien la Cámara del Crimen de Formosa inhabilitó por el mismo lapso por "corrupción de menores agravado por la edad de las víctimas, que no alcanzaban los trece años".

El ex magistrado había sido denunciado el año pasado por padres de tres niñas de 11 años, compañeras de su hija en un colegio privado católico de la capital formoseña.

Según la denuncia, el ahora condenado exhibía a un grupo de chicas material pornográfico por TV, enviaba correos electrónicos con imágenes de jovencitas desnudas o practicando sexo, se mostraba desnudo ante las mismas y exhibía revistas obscenas para la edad de las niñas.

Entre los fundamentos del fallo, los magistrados destacan relatos escabrosos de los testimonios que dejan evidencias del accionar de Albariño, "hechos agravados por la condición de funcionario de Justicia" del imputado.

Aprovechando la ausencia de su esposa -que viajaba por su condición de diputada provincial- y luego de que sus hijas se durmieran, el hombre invitaba a las niñas a mirar el canal pornográfico Venus.

El abono a este servicio fue dado de baja dos días después de denunciado el caso en mayo del año pasado.

Además, en las oficinas de una fundación que presidía Albariño, las niñas eran invitadas "por el tío Timo" -así lo llamaban- y miraban juntos revistas pornográficas y páginas de Internet que contenían pedofilia.

Desde el correo electrónico "oficial" de la fundación, el ahora condenado enviaba correos electrónicos a las nenas y les sugería que "miren solas, no lo comenten y borren los archivos".

Las niñas también recibían como "obsequio" dinero "para comprar golosinas y pulseritas". "El tío Timo es bueno" comentaban las víctimas en sus casas a sus familias que confiaban en la honorabilidad del hombre "porque su condición social que nos imponía confianza" comentó uno de los padres.

Las andanzas terminaron cuando una de las nenas le comentó "entre llantos" los hechos a su madre, que se sorprendió al conocer el contenido de los mails, por lo que se puso en contacto con otras madres y detectaron más víctimas. (Télam)
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