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 sábado, 23 de diciembre de 2006  
Palabra de escritor: "El gusto por los libros y la lectura es contagioso"

Marcela Isaías / La Capital

Las vacaciones, el tiempo sin escuela ni obligaciones de tareas son quizás una buena ocasión para acercar a los chicos a la literatura. Claro que esa meta tiene sus secretos. Uno esencial es el que indica el escritor Mario Méndez: “Si hay libros en la casa, si leer no es una rareza, seguramente el niño querrá leer”. Porque, entiende el autor, el gusto por la lectura es contagioso.

Mario Méndez es maestro y editor. Dirige la colección de literatura infantil y juvenil Mar de Papel, de la editorial Crecer Creando. El autor, nació en Mar del Plata y vive en Buenos Aires, ha publicado numerosos cuentos y más de diez novelas, entre las que pueden destacarse “Cabo Fantasma” (Premio Fantasía 1998), “El monstruo del arroyo” (también publicada en México, Chile y Uruguay), “El tesoro subterráneo” y “El monstruo de las frambuesas”.

—Según se anticipa, la colección Mar de Papel se propone como fin principal “que leer siempre sea una aventura divertida”, ¿cómo se logra esto?

—Se logra, creemos, con historias que atrapen al lector, que le permitan disfrutar de la lectura de modo que sea casi tan divertido ponerse a leer como ponerse a jugar. Nosotros creemos, y se nota en cada libro de la colección, que la literatura tiene mucho que ver con el juego. Te doy algunos ejemplos: "Las Chuchis" es una historia divertidísima, la aventura que viven las cuatro nenas en una escuela es casi imposible de largar. Las obras de teatro de Adela Basch tienen como base el juego: el juego de palabras, las confusiones, los malos entendidos. Y eso a los chicos los divierte mucho. Y las "Familias Raras" de Graciela Repún son tan disparatadas como encantadoras. Además hay aventuras más serias, pero ninguna es difícil, ninguna es pesada. Hasta una novela como “La casa de las ánimas” se permite tomar una parte de nuestra historia para contar una aventura sumamente entretenida. Y esto son sólo algunos de los libros, pero podría hablarte de "Fiesta", en la que los adolescentes seguro se verán reflejados. Como anécdota recuerdo que el otro día una chica de 14 años, hija de un escritor, me contó que la leyó en una tarde, y es la novela más larga de la colección. O “Lluvia de esqueletos”, que combina aventura, ciencia ficción y terror. O de “El tercer conjuro”, una clásica novela de terror. Hay de todo, para lectores de todo tipo, para que todos se diviertan leyendo, según su elección y su gusto.

—Las vacaciones siempre son un buen tiempo para acercar a los chicos a la literatura, ¿cuál es el mejor camino para hacerlo desde la casa?

—En principio, el gusto por los libros es contagioso. Quiero decir que si un chico ve al papá o la mamá leyendo, si hay libros en la casa, si leer no es una rareza, sino una costumbre de la familia, casi seguramente que querrá leer. El también querrá disfrutar de ese misterio que es dejarse atrapar por un libro. Y si los padres no leen, pero igual quieren que sus hijos lo hagan, es un poco más difícil, pero no es imposible: hay que poner los libros a mano, dar una vuelta por las librerías, las ferias. Incentivar, sin obligar.

—Hace poco tiempo una encuesta realizada en escuelas primarias de la Ciudad de Buenos Aires mostró que los chicos leen más por fuera de la escuela que en las aulas. ¿Por qué ocurre esto?

—No sé si será así. Creo que es parejo. Pero si lo que dice la encuesta es correcto puede que sea porque a veces los chicos sienten que en la escuela los obligan, y leer se convierte en una tarea, por definición algo a lo que los chicos se resisten. Pero si los maestros eligen bien, y predican con el ejemplo, y no convierten la lectura en algo que sirva para tomar examen, la lectura que surge de la escuela también puede tener mucho éxito.

—¿Por qué recomendarías leer un libro a un niño?

—Sencillamente porque leer es maravilloso. ¿Por qué le recomendarías a alguien que viaje, que se meta al mar o que tome helado? Porque está buenísimo, porque es divertido, porque uno la pasa bien. Mis hijas me ven reírme mientras leo, me ven que voy a la cama y hasta al baño con un libro en la mano, entonces yo creo que piensan que leer es genial, no que es una obligación: es una elección. Y por supuesto que el que no lee tiene menos posibilidades de entender el mundo, pero eso no hace falta que uno se lo diga a los chicos. Ya se darán cuenta cuando sean grandes, si son lectores, si no, difícilmente lo comprendan.

—¿Qué resaltarías de tu historia como lector y escritor?

—Desde chico me gustaba que me contaran historias, que me las leyeran. Y porque me gustaba que me contaran historias luego me gustó inventarlas. Uno primero es lector, después, con mucha suerte, se convierte en escritor. No puede haber escritores que no lean, es un contrasentido. Creo que desde la época de las cavernas el ser humano necesita de los cuentos, de la poesía, del relato. Necesita de algo que lo divierta y que lo haga pensar. E incluso que lo refleje y que lo sobreviva. Para resumir, yo soy escritor porque soy lector. De otra manera es imposible. Y estoy sin duda tanto o más orgulloso de lo que he leído que de lo que he escrito.


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"Quien no lee tiene menos posibilidades de entender el mundo", dice Mario Méndez.

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