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 sábado, 23 de diciembre de 2006  
Fue titular de la arquidiócesis local entre 1983 y 1993
Falleció ayer el ex arzobispo de Rosario Jorge López
Sus restos son velados hasta mañana en la catedral y serán inhumados a las 12 con una misa exequial

El ex arzobispo de Rosario entre 1983 y 1993, monseñor Jorge Manuel López, falleció ayer en esta ciudad a los 89 años. Estaba internado en el Hogar de las Hermanas Siervas de Jesús y al momento de su muerte se encontraba acompañado por el actual arzobispo de la ciudad, José Luis Mollaghan, quien no dudó en calificarlo como "un hombre muy sencillo y humilde que se destacó por su inteligencia". Sus restos fueron trasladados anoche a la iglesia catedral (Buenos Aires y Córdoba), donde serán velados hasta mañana y serán inhumados, previa misa exequial concelebrada, a las 12.

"Fue un pastor que trabajó todo este tiempo junto a las instituciones, fundamentalmente de Rosario, y se destacó en la Conferencia Episcopal Argentina por sus brillantes intervenciones", recordó Mollaghan.

López había nacido el 5 de junio de 1918 en Rosario y cursó sus estudios primarios en la Escuela Domingo Faustino Sarmiento, al tiempo que el secundario lo hizo en el Superior de Comercio.

Después llegó el tiempo del seminario y estudió en Santa Fe y Villa Devoto. Recibió la ordenación sacerdotal de manos de monseñor Antonio Caggiano y celebró su primera misa en la catedral el 27 de diciembre de 1942.

Recibió la ordenación episcopal el 15 de agosto de 1968 y fue promovido a arzobispo de Corrientes el 5 de abril de 1972. Once años después fue trasladado a Rosario, donde fue arzobispo desde el 19 de enero de 1983 hasta el 20 de noviembre de 1993.

López también se había desempeñado como vicepresidente de la Conferencia Episcopal Argentina y había sido miembro de la comisión ejecutiva y permanente de ese organismo.

El 16 de mayo de 1996 fue declarado ciudadano ilustre de Rosario por el Concejo Municipal y no dudó en calificar a esa distinción como "un acto de una generosidad extrema".

"Este sector de la ciudad, donde se emplaza el Concejo, se encuentra grabado en mi ser de niño y de joven", remarcó por entonces el prelado al tiempo que confesó que "nunca había imaginado" que algún día él podía encontrarse en ese recinto.

Después dedicó varios minutos a la iglesia catedral. "Ahí fui bautizado, tomé la comunión, me confirmé y fui consagrado como sacerdote y como arzobispo después", dijo. Ahora, la catedral también será el sitio en el que descansarán sus restos a partir de mañana. Mollaghan lo calificó como "un hombre sencillo y humilde". Y el propio López, aquella tarde de mayo de 1996 y tras ser nombrado ciudadano ilustre, le había asegurado a La Capital: "Jamás me imaginé de otra forma que no fuera sacerdote. En mi vida no he hecho más que lo que tenía que hacer, cumplir con mi deber".
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El sacerdote tenía 89 años.


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