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viernes,
22 de
diciembre de
2006 |
La importancia de la gestión cultural
Hay mucha gente que no se siente cómoda —o suficientemente confortable— ejerciendo sus individuales profesiones de abogados, químicos, asistentes, periodistas mediáticos, físicos nucleares, licenciados en enfermería, etc. Gente a la que le gustaría hacer otra cosa, o a la que le gustaría combinar sus conocimientos y trabajos con otra u otras disciplinas ocupacionales muy distintas a las de sus respectivas labores profesionales, en caso de existir. Para toda la gente mencionada por suerte existe —salvo en Rosario— la carrera de grado y/o de posgrado (maestría, carrera de especialización y, seguramente, doctorado) en gestión cultural. Carrera ésta a su vez multi e interdisciplinaria, debido a sus recorridos absolutamente interactuantes: por eso, en las clases de gestión cultural, los profesores, los conferencistas o los talleristas son los actores reales de lo que enseñan, no simples teóricos de bibliografías mayormente foráneas. A mi entender, el concepto de gestión cultural involucra cualquier hecho humano, por lo que la gestión cultural no se limitaría a lo exclusivamente cultural, al elitista patrimonio de la Humanidad. Bien por el contrario, la gestión cultural que propongo, no es sólo la administración de la cultura, entendiendo a ésta como la porción elitista del hecho cultural, es mucho más amplia: ambiciona abarcar todas las manifestaciones humanas. En principio, con preferencia las actividades, de alguna forma, sistematizadas, para redistribuir a la gente en provechosas sinergias. Y en estas definiciones es donde ubico la utilidad vital de esta visión universalista de la gestión cultural. Aclarando que supongo que no soy el primero en formular estos postulados. Realmente creo que han sido multitudes las que lo han hecho antes de mí. Pero no de esta forma literaria mía. Y soy doctorado en ciencias económicas por la Universidad Complutense de Madrid: dos ocupaciones que se fusionan como el agua y el aceite. Sí, porqué no. Y alcanzo mi cometido académico porque logro que, durante dos años y, en general, más, se relacionen unos con otros, muy lejanos en sus “día a día” —como el físico y el responsable de ceremonial y protocolo—. Pero que, muchas veces, en esta misma vida cotidiana, éstos quieren o deben interactuar en forma muy íntima en variopintos trabajos y negocios y esparcimientos, de la vida de los hombres, y de las mujeres, también. Por todo lo expuesto considero ya imprescindible que una universidad rosarina implemente estos estudios de gestión cultural para que a Rosario, otra vez tan pujante, no le pase de nuevo por encima el tren de la historia.
Horacio de Zuasnabar
DNI 11.125.183
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