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sábado,
11 de
noviembre de
2006 |
Opinión: Una muestra de que todo está perdido
Mauricio Tallone / Ovación
No era necesario asistir a uno de los partidos más sospechados para confirmar que el fútbol argentino se encuentra en pleno proceso de descomposición. Lo que ocurrió el miércoles entre Gimnasia y Boca no hizo más que firmar el certificado de defunción. Es que ningún jugador que participa del actual Apertura está en condiciones de calzarse el traje de Cardenal Samoré, porque si hubieran estado en el lugar que sus colegas de Gimnasia también hubieran reaccionado de la misma manera ante una apretada de un barrabrava o ante un pedido para ir a menos para no favorecer al enemigo deportivo.
Sin ir más lejos los jugadores de River cerraron bien la boquita ante el fiscal Marcelo Martínez Burgos y no denunciaron a los integrantes de "Los Borrachos del Tablón" que les tajearon los neumáticos de sus autos. Concurrieron a prestar declaración pero fue como si no hubieran ido porque a la hora de señalar lo obvio negaron todo. Este es apenas el ejemplo más reciente, pero tranquilamente se podría escribir un libro sobre la convivencia que existe entre los barras y los jugadores.
Todo es tan execrable que hasta el propio presidente de la AFA, Julio Humberto Grondona, prácticamente archivó el expediente con sus palabras. Dijo que no vio el partido del miércoles, pero lo que es imperdonable de un hombre de su estatura política es que haya manifestado que no había motivos para interrumpir el torneo. Una muestra cabal de que todo está perdido.
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