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sábado,
11 de
noviembre de
2006 |
Elecciones bisagra. Bush y su equipo de seguridad analizarán el lunes el nuevo curso de acción del conflicto en el Golfo
Demócratas presionan por cambios
en Irak tras la victoria en las urnas
La renuncia del jefe del Pentágono acelera las modificaciones en la estrategia de guerra de la Casa Blanca
Washington. - La victoria de los demócratas en las elecciones legislativas en EEUU y la dimisión del secretario de Defensa Donald Rumsfeld han remarcado la necesidad del presidente George W. Bush de realizar cambios respecto a su política en Irak.
Los demócratas completaron ya su asalto al poder del Congreso de EEUU, y pasaron rápidamente de una amarga retórica de campaña a promesas para buscar un denominador común con el presidente Bush, fundamentalmente sobre la guerra en el Golfo. Ante el nuevo escenario político, Bush mostró una actitud más conciliatoria sobre Irak, mientras tanto él como los nuevos líderes del Congreso se comprometían a trabajar juntos, aunque ambas partes reconocieron que tendrían diferencias.
Desde que aceptó la derrota de su partido, Bush ha reconocido que los ciudadanos estadounidenses no están conformes con los avances en Irak, por lo que el jueves reunió a su gabinete para discutir nuevas estrategias en relación al conflicto en el país árabe e incluso la retirada de los casi 150 mil soldados allí estacionados. El presidente y su equipo de seguridad nacional se reunirán el lunes con miembros de una comisión especial que trata de establecer un nuevo curso de acción en la guerra en Irak.
"Estoy abierto a cualquier idea o sugerencia que nos ayude a lograr nuestros objetivos de derrotar a los terroristas y asegurar que el gobierno democrático de Irak triunfe", declaró Bush el jueves tras la reunión de gabinete en la Casa Blanca.
El anuncio de la renuncia de Rumsfeld impulsó a algunos funcionarios extranjeros a expresar su optimismo de un nuevo curso en el conflicto iraquí, pero ni la Casa Blanca en Washington ni el Partido Demócrata han perfilado hasta el momento alguna nueva estrategia. "Tengo la sensación de que habrá más apariencias que cambios reales", dijo John Pike, un analista de política exterior de la página web Globalsecurity.org, especializado en temas de defensa. "Puede que haya un cambio en la retórica", agregó.
En tanto, el mandatario nominó a Robert Gates, ex director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) entre 1991 y 1993, como sucesor de Rumsfeld. El nuevo jefe del Pentágono es miembro de un panel bipartidario coliderado por el ex secretario de Estado, James Baker III, que se encuentra considerando opciones para un nuevo abordaje en Irak.
El grupo de estudio Irak emitirá un informe a principios de diciembre. Bush dijo que considerará las conclusiones del panel siempre y cuando formulen una política clara. Sin embargo, hasta el momento hay pocas indicaciones de lo que el grupo recomendará. Miembros del grupo realizarán una conferencia conjunta en la Casa Blanca con Bush, el vicepresidente Dick Cheney y el consejero de Seguridad Nacional Stephen Hadley.
La anhelada retirada
La estrategia de Bush ha estado basada en el incremento de las fuerzas iraquíes para que en el futuro puedan hacerse cargo de la seguridad y preparar el terreno para un retiro de las tropas estadounidenses. El panel de Irak no tendrá ninguna alternativa seria, excepto una retirada inmediata de las tropas estadounidenses, lo que probablemente conducirá al derrumbe de Irak, dijo Pike. "Definitivamente tendrá que salir con nuevos slogans y obviamente se hablará en términos de una estrategia de salida para tratar de instaurar el nuevo producto", agregó Pike en entrevista telefónica.
En tanto, los demócratas ya no pueden darse el lujo de mantenerse al margen y criticar a Bush después de ganar el control de ambas cámaras del Congreso por primera vez en 12 años, tras las elecciones. Ahora, también tienen que hacerse cargo de la solución. "Esto será interesante, porque ahora los demócratas son los depositarios de las apuestas", dijo Tony Snow, portavoz de la Casa Blanca.
Procurando dejar de lado una campaña agresiva, Bush expresó su deseo de trabajar con el nuevo Congreso durante un encuentro el jueves con la líder demócrata Nancy Pelosi, quien presumiblemente se convertirá en la titular de la Cámara de Representantes. Bush se reunió ayer con los líderes demócratas del Senado y prometió una cooperación bipartidista. La oposición demócrata logró el control del Senado y la Cámara de Representantes en las elecciones del martes, y Bush se acercó por segundo día consecutivo a los líderes de esa fuerza política.
La puerta para el bipartidismo en Washington no permanecerá abierta por mucho tiempo. En un año estará en plena marcha la campaña presidencial para suceder a Bush y la retórica entre los republicanos y los demócratas probablemente se vaya calentando a medida que se acerquen las elecciones.
El período intermedio podría motivar a ambos lados. Los republicanos quieren quitar el tema Irak de la agenda hacia 2008, mientras que los demócratas se arriesgan a heredar a Irak en el caos si ellos logran acceder a la Casa Blanca en 2009.
Sin embargo, los mismos demócratas se encuentran divididos en cómo resolver el conflicto. Mientras algunos abogan por un rápido retiro de los soldados estadounidenses, otros creen que EEUU debe retirarse gradualmente. Bush hasta ahora ha rechazado ambas opciones. El senador demócrata Joseph Biden dijo que no sabe de qué manera la elección y la renuncia de Rumsfeld influirá en el retiro de las tropas estadounidenses de Irak. "No sé, depende de cuán rápido los iraquíes encuentren una solución política para evitar una guerra civil sectaria", señaló el probable próximo presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado.
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Bush recibe a los líderes demócratas del Congreso.
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