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 jueves, 09 de noviembre de 2006  
Lo siguen desde un banco y le roban $13 mil frente a su casa
Ocurrió en barrio Sarmiento. Un fabricante de aberturas no pudo hacer nada ante dos delincuentes armados

"La saqué barata", dice con alivio Héctor Grosso mientras apoya el taco de billar en el piso en un club de la zona norte de la ciudad. Parece resignado y no quiere recordar demasiado a los tres automovilistas que ayer a la mañana le arrebataron los 13.000 pesos que había retirado un rato antes de la sucursal del Banco Nación del barrio de Arroyito.

Grosso tiene 57 años y es fabricante de aberturas de aluminio. Se define como un artesano y ayer se lamentaba cómo los billetes se esfumaron de sus manos sin que pudiera evitarlo. Son las siete de la tarde y, para distraerse, juega al billar en un club ubicado en Artigas al 500, en el corazón de barrio Sarmiento. Ante la insistencia del cronista de La Capital acepta reconstruir el atraco.

Según contó, cerca de las 11 de ayer fue hasta la sucursal del Banco Nación situada en Juan José Paso y Alberdi en una pick up Ford F100. Llevaba dos cheques al portador que había recibido por una venta. Una vez adentro de la entidad financiera, se paró frente a una de las cajas para cobrar los valores. Un rato después recibió el fajo de billetes ante la mirada de unos diez clientes que esperaban ser atendidos en otra ventanilla. "Hice efectivo los cheques porque necesitaba la plata para pagar una deuda", dijo Héctor.

El comerciante guardó el dinero en un sobre de papel madera y se subió a la pick up para regresar a su casa de Nansen al 500. Recorrió unas diez cuadras y, una vez que estuvo frente a su vivienda estacionó el vehículo. Pero no tuvo tiempo de bajarse. Lo emboscaron dos sujetos armados, uno a cada lado de las ventanillas. "Dame la plata, hijo de puta", gritó un hombre robusto que disimulaba su rostro con una gorra con visera y le apoyaba el caño de un revólver en las costillas.

Grosso no ofreció la menor resistencia. Sacó el dinero del sobre y se lo entregó al maleante, tal vez porque en ese momento memoró "los malos momentos" que habían pasado algunos amigos suyos que habían sido víctimas de salideras y entonces no quiso poner en riesgo su vida.


En un Duna borravino
Después divisó cómo los asaltantes se subieron a un Fiat Duna de color borravino -sin patente- que los esperaba guiado por un cómplice. El conductor aceleró y los ladrones desaparecieron por Nansen en dirección al este. "Se fueron con tanta tranquilidad que parecían que estaban de pic nic", comentó una fuente de la comisaría 10ª que investiga el caso.

Ayer, Grosso presumía que el robo del que fue víctima había "sido entregado por alguien de adentro del banco". Al hombre no le quedó otra que caminar unos pasos e ingresar a su casa con las manos vacías. "Yo hago ventanas y puertas de aluminio con mis manos y me da mucha bronca que tres choros me saquen la plata que me ganó laburando", se lamentó.

Sin embargo, anoche el comerciante parecía encontrar sosiego a su desdicha en una de las tantas mesas de billar que a diario comparte con otros parroquianos en el club Artigas. Un rato antes, su esposa Griselda había contado algunos detalles del atraco en la casa familiar. "Es la primera que le robaron. Además, casi siempre depositamos los cheques en otro banco", contó la mujer.
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Griselda, esposa del comerciante asaltado, dijo que fue la primera vez que los robaron.



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