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jueves,
09 de
noviembre de
2006 |
Ortega tendrá que negociar
bajo la lupa internacional
Managua. - Cuando Daniel Ortega asuma la presidencia de Nicaragua, en enero próximo, volverá a ser objeto del escrutinio público. Cada decisión que asuma será observada con lupa por la comunidad nacional e internacional. El ex guerrillero sandinista también deberá sentarse a negociar con la oposición si quiere sacar al país de la pobreza y demostrar que los tiempos de enfrentamientos quedaron atrás, según dijeron analistas.
Ortega ganó las elecciones presidenciales de Nicaragua el domingo en primera vuelta, en un histórico retorno al gobierno después de haber perdido el poder en 1990. Pero el sandinista carga con la sombra de la guerra civil que peleó durante casi una década de gobierno y que provocó más de 30.000 muertos, y con el recuerdo de una fuerte represión a la disidencia. También dejó al país sumido en una terrible crisis económica.
Ahora Ortega deberá convencer a la comunidad internacional y a los propios nicaragüenses que su discurso marxista y su uniforme militar se quedarán por siempre en el armario y que hoy es un hombre distinto que busca cicatrizar las divisiones que arrastra el país desde la guerra civil.
"Ortega tiene que darle confianza a la ciudadanía sobre la garantía de no incurrir en choques ni confrontaciones con nadie, sobre una apertura pluralista, tolerante, racional en las relaciones internacionales", dijo el analista político Alejandro Serrano.
En sus primeras palabras tras la victoria, Ortega prometió el martes reconciliar al país dialogando con la oposición para alentar inversiones, generar empleos y abatir la pobreza que alcanza al 80 por ciento de la población.
Sin embargo, el mismo día, en una conversación telefónica con el presidente venezolano Hugo Chávez, difundida por la televisión de Caracas, volvió a hablar con expresiones que recordaron su antiguo discurso revolucionario.
Su viejo enemigo, Estados Unidos -que durante el gobierno de Ortega en los años 80 apoyó a los rebeldes "contras" que lo combatieron- dijo que su apoyo y sus inversiones en Nicaragua podrían verse afectadas con un triunfo del sandinista. Washington cree que Ortega se sumaría al bloque antiestadounidense que Chávez lidera en Latinoamérica.
Puertas adentro, Ortega también tendrá el reto de sentarse a negociar con la oposición en el Congreso para sacar adelante reformas, después de que las elecciones mostraran que la Asamblea de 90 diputados quedó dividida.
"Ningún partido tendrá una mayoría absoluta de 47 votos, ninguna bancada tendrá los votos suficientes. Eso puede ser el inicio para que tengamos un gobierno no monocolor, sino un gobierno de los diferentes sectores de la ciudadanía", dijo el analista Manuel López.
Así y todo, la prensa nacional manifestó sus dudas. En su editorial de ayer, el Nuevo Diario asegura tener una "página en blanco" cada día para llenarla con "lo bueno y lo malo que salga del sector oficial". Por su parte, La Prensa, el periódico de mayor tirada en Nicaragua, advirtió a Ortega que "lo malo de ganar una elección es que se debe cumplir con lo que se prometió". (Reuters y DPA)
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Los sandinistas festejaron el triunfo de Ortega. Ahora se vienen grandes desafíos.
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