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 jueves, 09 de noviembre de 2006  
Una subasta de arte llegó al récord de u$s 500 millones en una noche

Nueva York.- Con casi 500 millones de dólares de facturación, la subasta de arte moderno e impresionista de la casa Christie's se convirtió anoche, en Nueva York, en la más cara de la historia.

En el transcurso de dos horas cambiaron de dueño varios cuadros por un total de 491 millones de dólares (unos 389 millones de euros).

De esta manera prácticamente se duplicó el récord que existía hasta ahora: desde 1990, la casa rival Sotheby's encabezaba la lista con una facturación de 286 millones de dólares en una noche.

“Esta noche hicimos historia”, comentó el presidente honorario de Christie's, Christopher Burge.

La mayor cantidad de dinero se pagó sobre todo por obras que, debido a su oscura historia en la época nazi, fueron devueltas a los herederos de sus propietarios originales hace muy poco tiempo.

Cuatro pinturas de Gustav Klimt, que Austria devolvió tras una larga disputa legal a principios de este año, recaudaran en total 192 millones de dólares.

Y una obra maestra del expresionismo alemán, “Berliner Strassenszene” (1913), de Ernst Ludwig Kirchner, se subastó por 38 millones de dólares, tras un intenso debate en Alemania respecto de su devolución.

Sólo una valiosa pintura del español Pablo Picasso, que en la época nazi perteneció a un banquero judío, fue retirada de la subasta a última hora a causa de una denuncia anunciada.

Una sociedad de herederos germano-sueca, presidida por el historiador alemán Julius H. Schoeps, comunicó que buscaría esclarecer por la vía legal a quién pertenece la obra.

Un juez federal de Estados Unidos rechazó una primera demanda por razones formales, pero el grupo se dirigirá al tribunal responsable del estado de Nueva York. La sociedad considera que el retrato del amigo de Picasso Angel Fernández de Soto fue vendido bajo coacción del régimen nazi.

Dada esta situación, los vendedores temieron que no se alcanzara el precio estimado de 60 millones de dólares, por lo que Christie's y el actual propietario, el compositor de musicales británico Andrew Lloyd Webber, desistieron “con enorme pesar” de ofrecerlo a subasta.

Burge, de la casa Christie's, señaló que la política de la empresa es manejar de manera “muy sensible” las cuestiones complicadas relacionadas con el pasado nazi.

Sin embargo la velada dejó en claro lo difícil que es ajustarse al compromiso moral con las víctimas y al mismo tiempo a las duras reglas del mercado del arte.

Cuando salió a la venta el cuadro de Kirchner, por el que museos y asociaciones artísticas en Berlín lucharon hasta último momento, los tableros electrónicos apenas podían seguir el ritmo de las ofertas.

Tras un precio inicial de doce millones de dólares, las cifras fueron en aumento, hasta que apenas cinco minutos después, la marchante de arte Daniella Luxembourg recibió el cuadro por 38 millones de dólares, un precio inimaginable para un museo alemán.

Luxembourg compró la obra para la Nueva Galería de Arte Alemán y Austríaco en la Quinta Avenida de Manhattan, cerca del Central Park, una atracción para aficionados al arte proveniente de Europa.

El propietario de la galería, el empresario de cosméticos estadounidense Ronald Lauder, que en 1998 participó en la conferencia en Washington para la devolución de arte expropiado por los nazis, fue una figura clave en la sombra en esta subasta.

Había gran expectativa respecto de si tras las compra de la obra de Klimt “Adele Bloch-Bauer I” en junio por 135 millones de dólares ahora también iba a adquirir “Adele Bloch-Bauer II”. Ese retrato alcanzó el mayor precio de la noche, 88 millones de dólares, superando en más del doble a “Hombre con hacha”, de Paul Gauguin.

“Un coleccionista privado”, fue todo lo que se comentó sobre el comprador del segundo retrato de Klimt. La Nueva Galería de Lauder no adquirió ninguna obra del artista austríaco, se dijo.

La vendedora, Maria Altmann, la anciana sobrina de Adele Bloch-Bauer, también estaba satisfecha. “Mi tía Adele y mi tío Ferdinand adoraban vivir con estos cuadros y compartirlos, y confiamos en que los nuevos propietarios continúen esa tradición”.

En su testamento, sin embargo, Adele Bloch-Bauer deseaba que los cuadros permanecieran siempre en la Galería Belvedere de Viena. (DPA)


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