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miércoles,
08 de
noviembre de
2006 |
Colabopración. Tiene un tumor cerebral y necesita el apoyo de todos
Un peso por argentino para una difícil intervención quirúrgica
Alberto Gutiérrez se operará en la Clínica Adventista Belgrano de Buenos Aires
Si uno va caminando por la calle y ve a un hombre común y corriente, trabajador, sin ostentaciones pero con mucho espíritu, fe y ganas de vivir, ese es Alberto Omar Gutiérrez, un santafesino que tiene 43 años y en abril de 2003, cuando llevó a su hijo al jardín de infantes, en el momento en que iba a subirse al auto, sufrió una convulsión.
Ese episodio no terminó ahí, cuando despertó estaba arriba de una camilla, con una doctora al lado preguntándole su nombre y apellido. Al lado suyo estaba su incondicional compañera Andrea.
Sufrió tres episodios convulsivos intensos antes de llegar al hospital Cullen de la capital provincial. Allí le realizaron una tomografía que le detectó un tumor apoyado del lado derecho del cerebro. Dada la gravedad del cuadro, se determinó la realización de una operación en la misma institución que tuvo resultados positivos por entonces.
Se había logrado la extracción total de un tumor que algunos días después se reveló que se trababa de una formación benigna. En esos 21 días que estuvo internado y los 17 que le siguieron de sesiones de rayos, Alberto no estuvo solo. Su mujer, Andrea, no se separó de él ni un instante y sus padres le dieron el apoyo incondicional.
A su hijo Francisco lo pudo ver una sola vez, pero eso bastó para que le diera las fuerzas suficientes para salir adelante de esa situación inesperada. Después de lo sucedido en 2003, Alberto tuvo un tratamiento continuo, estuvo medicado y anualmente tenía que hacerse controles. A principios de este año, cuando se los realizó, en la tomografía apareció un tumor denominado oligodentroglioma, en el mismo lugar que antes. “Cuando me voy a hacer ver, los médicos dijeron que no se podía operar, ni hacer sesiones de rayos porque ya había tenido la cantidad máxima y se podía dañar el tejido celular. Eso derivó en que me decidiera a realizar una interconsulta”, señaló.
Y continuó: “Las expectativas de vida que tengo son muy grandes, tengo un hijo de 4 años, dos nenas de 15 y 20, mis padres de 78 años y no quiero que ellos me vean con secuelas sabiendo que lo puedo evitar. Tengo mucha fe, pero a su vez necesito mucho apoyo”.
En aquella interconsulta, Alberto y su mujer se informaron que en la Clínica Adventista Belgrano de Buenos Aires existía un resonador abierto en quirófano. “Este aparato permite que los médicos a medida que operan vayan haciendo resonancias y viendo si tocan zonas motoras sensibles o no. Esto es sumamente importante, porque minimizan todo riesgo de complicación posquirúrgica”, explicó Alberto.
Esta es la historia de Alberto, un santafesino que ahora y más que nunca necesita la colaboración y la solidaridad de todos para poder seguir disfrutando de la vida. Por eso, su familia abrió una caja de ahorro en pesos en el Banco Nación, Nº 4918363220, sucursal 3330. Con el simple aporte de un peso por ciudadano, se ayudará a que la realidad de Alberto cambie y tenga la posibilidad de agradecer todos los días el apoyo que la gente cercana le brindó. Ayudar a Alberto, podría demostrar como sociedad que todavía se pueden iluminar esperanzas.
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La campaña para recaudar fondos ya se inició.
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