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miércoles,
08 de
noviembre de
2006 |
Viajeros del tiempo
La guerra de los fósforos. El pueblo consumidor, que no puede ya con los gastos exorbitantes que demanda el ejercicio de sus necesidades más apremiantes, corre riesgo de un recargo más, a juzgar por las noticias que nos llegan de Buenos Aires. Dícese que la Compañía Nacional de Fósforos, deseando ejercer el monopolio de la fabricación y venta de ese producto en el país, ha pagado 40.000 pesos a cinco empresas que le hacían competencia con el compromiso de que suspendan sus operaciones, es decir, cerrar sus fábricas. Esto seguirá hasta conseguir que ninguna fábrica de fósforos radicada en el país le haga sombra, o mejor dicho, que le haga luz con las cerillas que elaboran. No nos quedaremos por eso a oscuras, porque la fábrica nacional de fósforos, que tiene mucho capital y agallas, suplirá la deficiencia enviando al mercado millones de cajas del indispensable adminículo y que cobrará, por supuesto, a capricho, ya que no tendrá competidores. Si esto tiene éxito, será cosa de alquilar balcones para ver esta nueva anomalía que caerá en la cabeza del pobre consumidor, ya que seguramente las cajas pasarán a valer diez centavos en vez de los cinco que ahora cuestan. De esta forma, la compañía nacional recobrará pronto el importe desembolsado y obtendrá además una colosal fortuna. Los gremios deberían ponerse de acuerdo para evitar este escándalo y se debería permitir la entrada libre de los fósforos extranjeros, único modo de anular este proyecto que atenta descaradamente contra los ahorros de la clase trabajadora. Alquileres altos, víveres caros, aguas corrientes a peso de oro, impuestos por todos lados y el pan, la carne y el vino a las nubes. Esto ya es demasiado como para que vengan ahora encima esos abusos de los fósforos. La compañía nacional debería meditar lo que quiere hacer, no sea cosa de que le resulte una pueblada que dé con sus directores en la fosforera(*)...
(*) Así llamaban entonces al carro de la morgue.
El agua en los conventillos. La empresa de aguas corrientes ha pasado una nota al señor intendente quejándose de que varios propietarios de conventillos se niegan a pagar el suministro de agua que dicha empresa les brinda, fundados en que la municipalidad, dicen, les ha hecho colocar ese servicio sin su consentimiento. La Intendencia impondrá la multa que corresponde como infracción si los propietarios mencionados continúan resistiéndose a hacer uso de ese servicio en los conventillos de que son dueños.
Investigación y realización Guillermo Zinni ©
Fuente: La Capital
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